Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Reyes 9:27-37 verso por verso
Al ver esto Ocozías, rey de Judá, huyó por el camino de Bet-hagan, y Jehú lo persiguió diciendo: — ¡Maten también a ese! Y lo hirieron en el carro en la cuesta de Gur, junto a Ibleam; pero huyó a Meguido, donde murió.
Entonces sus servidores lo llevaron a Jerusalén en un carro, y le dieron sepultura con sus padres en su sepulcro en la Ciudad de David.
En el año once de Joram hijo de Acab había comenzado a reinar Ocozías sobre Judá.
Jehú fue después a Jezreel. Y cuando lo oyó Jezabel, se pintó los ojos, arregló su cabello y miró por la ventana.
Cuando Jehú entraba por la puerta de la ciudad, ella dijo: — ¿Cómo le va a Zimri, asesino de su señor?
Jehú levantó la cara hacia la ventana y dijo: — ¿Quién está conmigo? ¿Quién? Miraron hacia él dos o tres funcionarios,
y él les dijo: — ¡Échenla abajo! La echaron, y parte de su sangre salpicó la pared y los caballos, los cuales la atropellaron.
Luego entró, y después que comió y bebió, dijo: — Ocúpense de esa maldita y sepúltenla, pues es hija de rey.
Pero cuando fueron para sepultarla, no hallaron de ella más que el cráneo, los pies y las palmas de las manos.
Volvieron y se lo informaron. Y él dijo: — ¡Esta es la palabra que el SEÑOR habló por medio de su siervo Elías el tisbita, diciendo: “En la parcela de Jezreel, los perros comerán la carne de Jezabel;
y el cadáver de Jezabel será como estiércol sobre la superficie del campo en la parcela de Jezreel, de modo que nadie pueda decir: ‘Esta es Jezabel’”.