Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Samuel 10:1-12 verso por verso
Después de esto aconteció que murió el rey de los hijos de Amón, y su hijo Hanún reinó en su lugar.
Entonces David pensó: “Mostraré bondad a Hanún hijo de Najas, como su padre mostró bondad conmigo”. David envió a sus servidores para consolarlo por la muerte de su padre. Pero cuando los servidores de David llegaron a la tierra de los hijos de Amón,
los jefes de los hijos de Amón dijeron a Hanún, su señor: “¿Te parece que David está honrando a tu padre, porque te ha enviado personas que te consuelen? ¿No te habrá enviado David a sus servidores para reconocer y espiar la ciudad a fin de destruirla?”.
Entonces Hanún tomó a los servidores de David, les rapó la mitad de su barba, cortó sus vestidos por la mitad, hasta sus nalgas, y los despidió.
Le informaron a David, y él envió a encontrarlos, porque los hombres estaban sumamente avergonzados. El rey mandó que les dijeran: “Permanezcan en Jericó hasta que les crezca la barba, y entonces vuelvan”.
Al ver los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, los hijos de Amón enviaron a tomar a sueldo a los sirios de Bet-rejob y a los sirios de Soba, veinte mil hombres de infantería; del rey de Maaca, mil hombres; y de Istob, doce mil hombres.
Cuando David oyó esto, envió a Joab con todo el ejército de los valientes.
Los hijos de Amón salieron y dispusieron la batalla a la entrada de la ciudad, mientras que los sirios de Soba, de Rejob, de Istob y de Maaca estaban aparte, en el campo.
Al ver Joab que el frente de batalla estaba delante y detrás de él, eligió a algunos de entre todos los escogidos de Israel y dispuso sus escuadrones para enfrentar a los sirios.
Puso al resto de la gente bajo el mando de su hermano Abisai, quien dispuso sus escuadrones para enfrentar a los hijos de Amón.
Y Joab dijo: “Si los sirios son más fuertes que yo, tú me darás auxilio; pero si los hijos de Amón son más fuertes que tú, yo iré a auxiliarte.
Esfuérzate, y luchemos valientemente por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios; y que el SEÑOR haga lo que le parezca bien”.