Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Samuel 19:3-6 verso por verso
Aquel día el pueblo entró en la ciudad a escondidas, como suelen entrar avergonzados los que han huido de la batalla.
El rey cubrió su cara y clamó en alta voz: — ¡Hijo mío Absalón! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!
Joab entró en la casa del rey y le dijo: — Hoy has avergonzado la cara de todos tus servidores que hoy han librado tu vida y la vida de tus hijos y de tus hijas, la vida de tus mujeres y la vida de tus concubinas;
pues amas a los que te aborrecen y aborreces a los que te aman. Porque has revelado que a ti nada te importan tus oficiales ni tus servidores. Ciertamente ahora sé que si Absalón viviera, aunque todos nosotros estuviéramos muertos, entonces estarías contento.