Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Samuel 22:1-19 verso por verso
David dirigió al SEÑOR las palabras de este cántico, el día que el SEÑOR lo libró de mano de todos sus enemigos, y de mano de Saúl. Él dijo:
“El SEÑOR es mi roca, mi fortaleza y mi libertador.
Dios es mi peña; en él me refugiaré. Él es mi escudo, el poder de mi liberación, mi baluarte, mi refugio y mi salvador. Tú me salvas de la violencia.
“Invocaré al SEÑOR, quien es digno de ser alabado, y seré librado de mis enemigos.
Ciertamente me rodearon las olas de la muerte, y los torrentes de la perversidad me atemorizaron.
Me rodearon las ligaduras del Seol; me confrontaron los lazos de la muerte.
“En mi angustia invoqué al SEÑOR; invoqué a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó a sus oídos.
“La tierra se estremeció y tembló; se conmovieron los cimientos de los cielos. Se estremecieron, porque él se airó.
Humo subió de su nariz; de su boca salió fuego consumidor, y carbones encendidos saltaban de él.
Inclinó los cielos y descendió; una densa oscuridad había debajo de sus pies.
Cabalgó sobre un querubín y voló; se remontó sobre las alas del viento.
Puso tinieblas alrededor de sí como su morada, oscuridad de aguas y densas nubes.
Por el resplandor de su presencia se encendieron carbones de fuego.
“El SEÑOR tronó desde los cielos; el Altísimo dio su voz.
Envió flechas y los dispersó; arrojó relámpagos y los desconcertó.
A la reprensión del SEÑOR, por el soplo del aliento de su nariz, se hicieron visibles los lechos del mar, y se descubrieron los cimientos del mundo.
“Envió desde lo alto y me tomó; me sacó de las aguas caudalosas.
Me libró de mi poderoso enemigo y de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo.
Se enfrentaron a mí el día de mi desgracia, pero el SEÑOR fue mi apoyo.