Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Samuel 22:8-20 verso por verso
“La tierra se estremeció y tembló; se conmovieron los cimientos de los cielos. Se estremecieron, porque él se airó.
Humo subió de su nariz; de su boca salió fuego consumidor, y carbones encendidos saltaban de él.
Inclinó los cielos y descendió; una densa oscuridad había debajo de sus pies.
Cabalgó sobre un querubín y voló; se remontó sobre las alas del viento.
Puso tinieblas alrededor de sí como su morada, oscuridad de aguas y densas nubes.
Por el resplandor de su presencia se encendieron carbones de fuego.
“El SEÑOR tronó desde los cielos; el Altísimo dio su voz.
Envió flechas y los dispersó; arrojó relámpagos y los desconcertó.
A la reprensión del SEÑOR, por el soplo del aliento de su nariz, se hicieron visibles los lechos del mar, y se descubrieron los cimientos del mundo.
“Envió desde lo alto y me tomó; me sacó de las aguas caudalosas.
Me libró de mi poderoso enemigo y de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo.
Se enfrentaron a mí el día de mi desgracia, pero el SEÑOR fue mi apoyo.
Él me sacó a un lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí.