Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Samuel 3:28-39 verso por verso
Después de esto, David lo oyó y dijo: — ¡Inocente soy yo, y también mi reino, ante el SEÑOR para siempre, de la sangre de Abner hijo de Ner!
¡Que recaiga su sangre sobre la cabeza de Joab y sobre toda su casa paterna! ¡Nunca falte en la casa de Joab quien padezca flujo, o quien sea leproso, o quien ande con bastón, o quien muera a espada, o quien carezca de pan!
Joab y su hermano Abisai mataron a Abner, porque este había dado muerte a Asael, hermano de ellos, en la batalla de Gabaón.
Entonces dijo David a Joab y a todo el pueblo que estaba con él: — ¡Rasguen su ropa! Cíñanse de cilicio y hagan duelo delante de Abner. El rey David iba detrás del féretro,
y sepultaron a Abner en Hebrón. El rey alzó su voz y lloró junto al sepulcro de Abner, y también lloró todo el pueblo.
El rey entonó este lamento por Abner, diciendo: “¿Había de morir Abner como muere un insensato?
Tus manos no estaban atadas; tus pies no estaban sujetos con grillos. Caíste como los que caen ante los malvados”. Todo el pueblo volvió a llorar por él.
Entonces todo el pueblo fue para persuadir a David a que tomara alimento, mientras aún era de día. Pero David juró diciendo: — ¡Así me haga Dios y aun me añada, si antes que se ponga el sol yo pruebo pan o cualquier cosa!
Todo el pueblo llegó a saber esto y le pareció bien, porque todo lo que el rey hacía parecía bien a todo el pueblo.
Aquel día, todo el pueblo y todo Israel entendieron que no había procedido del rey el asesinar a Abner hijo de Ner.
Entonces el rey dijo a sus servidores: — ¿No saben que hoy ha caído en Israel un príncipe y un gran hombre?
Ahora yo soy débil, aunque soy un rey ungido; y estos hombres, los hijos de Sarvia, son más duros que yo. ¡El SEÑOR retribuya al que hace mal, conforme a su maldad!