Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Samuel 7:8-18 verso por verso
“Ahora pues, dirás a mi siervo David que así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Yo te tomé del prado, de detrás del rebaño, para que fueras el soberano de mi pueblo Israel.
He estado contigo por dondequiera que has andado. He eliminado a todos tus enemigos de tu presencia, y haré que tu nombre sea grande, como el nombre de los grandes de la tierra.
Asimismo, dispondré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que habite en su lugar sin que sea molestado más, ni los inicuos vuelvan a afligirlo como al comienzo,
desde el día en que constituí jueces sobre mi pueblo Israel. Y yo te daré descanso de todos tus enemigos. “‘Además, el SEÑOR te declara que el SEÑOR te hará casa a ti.
Cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo levantaré después de ti a un descendiente tuyo, el cual procederá de tus entrañas y afirmaré su reino.
Él edificará una casa a mi nombre, y yo estableceré el trono de su reino para siempre.
Yo seré para él padre; y él será para mí hijo. Cuando haga mal, yo lo corregiré con vara de hombres y con azotes de hijos de hombre.
Pero no quitaré de él mi misericordia, como la quité de Saúl, al cual quité de tu presencia.
Tu casa y tu reino serán firmes para siempre delante de mí, y tu trono será estable para siempre’ ”.
Natán habló a David conforme a todas estas palabras y conforme a toda esta visión.
Entonces entró el rey David, se sentó delante del SEÑOR y dijo: “Oh SEÑOR Dios, ¿quién soy yo, y qué es mi casa para que me hayas traído hasta aquí?