Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Timoteo 1:6-12 verso por verso
Por esta razón, te vuelvo a recordar que avives el don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.
Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía sino de poder, de amor y de dominio propio.
Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor ni de mí, prisionero suyo. Más bien, sé partícipe conmigo de los sufrimientos por el evangelio, según el poder de Dios.
Fue él quien nos salvó y nos llamó con santo llamamiento, no conforme a nuestras obras sino conforme a su propio propósito y gracia, la cual nos fue dada en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo
y ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Cristo Jesús. Él anuló la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio,
del cual he sido puesto como predicador, apóstol y maestro.
Por esta razón padezco estas cosas, pero no me avergüenzo porque yo sé a quién he creído, y estoy convencido de que él es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.