Explicación, estudio y comentario bíblico de Apocalipsis 18:3-18 verso por verso
Porque todas las naciones han bebido el vino de la furia de su fornicación. Los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los comerciantes de la tierra se han enriquecido con la potencia de su lujosa sensualidad”.
Oí otra voz del cielo que decía: “¡Salgan de ella, pueblo mío, para que no participen de sus pecados y para que no reciban sus plagas!
Pues sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus injusticias.
Págenle tal como ella les ha pagado, y devuélvanle el doble según sus obras. En la copa que ella preparó, prepárenle el doble.
En la medida que ella se ha glorificado y ha vivido en sensualidad, así denle tormento y llanto, porque dice en su corazón: ‘Estoy sentada como reina; no soy viuda, ni jamás veré llanto’.
Por eso, en un solo día le sobrevendrán las plagas: muerte, llanto y hambre. Y será quemada con fuego, porque fuerte es el Señor Dios quien la juzga.
“Cuando vean el humo de su incendio, llorarán y se lamentarán por ella los reyes de la tierra que han fornicado con ella y han vivido de su sensualidad.
Estando de pie, desde lejos por temor de su tormento, dirán: ‘¡Ay! ¡Ay de ti, oh gran ciudad, oh Babilonia, ciudad poderosa; porque en una sola hora vino tu juicio!’.
“Y los comerciantes de la tierra lloran y se lamentan por ella, porque ya nadie compra más su mercadería:
mercadería de oro, plata, piedras preciosas, perlas, lino fino, púrpura, seda, escarlata, toda madera olorosa, todo artículo de marfil, todo artículo de madera preciosa y de cobre y de hierro y de mármol;
canela, especias aromáticas, incienso, mirra, perfumes, vino, aceite, harina refinada, trigo, ganado, ovejas, caballos, carros, y cuerpos y almas de hombres.
“El fruto que anhela tu alma se apartó de ti. Todas las cosas exquisitas y espléndidas se te desvanecieron, y jamás las hallarán.
“Los comerciantes de estos bienes que se han enriquecido de ella estarán de pie, desde lejos por temor de su tormento, llorando y lamentando,
diciendo: ‘¡Ay! ¡Ay de la gran ciudad, vestida de lino fino y de púrpura y de escarlata, adornada de oro y piedras preciosas y perlas!
¡Porque en una sola hora ha sido asolada tanta riqueza!’. “Y todo timonel, todo el que navega de lugar en lugar, y los marineros y cuantos trabajan en el mar se pusieron de pie desde lejos.
Y viendo el humo de su incendio, daban voces diciendo: ‘¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad?’.