• Apocalipsis 9:7

    El aspecto de las langostas era semejante a caballos equipados para la guerra. Sobre sus cabezas tenían como coronas, semejantes al oro, y sus caras eran como caras de hombres.

  • Apocalipsis 9:8

    Tenían cabello como cabello de mujeres, y sus dientes eran como dientes de leones.

  • Apocalipsis 9:9

    Tenían corazas como corazas de hierro. El estruendo de sus alas era como el ruido de carros que con muchos caballos corren a la batalla.

  • Apocalipsis 9:10

    Tienen colas semejantes a las de los escorpiones, y aguijones. Y en sus colas está su poder para hacer daño a los hombres durante cinco meses.

  • Apocalipsis 9:11

    Tienen sobre sí un rey, el ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego tiene por nombre Apolión.

  • Apocalipsis 9:12

    El primer ay ha pasado. He aquí vienen aún dos ayes después de esto.

  • Apocalipsis 9:13

    El sexto ángel tocó la trompeta. Y oí una voz que salía de los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios,

  • Apocalipsis 9:14

    diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: “Desata a los cuatro ángeles que han estado atados junto al gran río Éufrates”.

  • Apocalipsis 9:15

    Fueron desatados los cuatro ángeles que habían estado preparados para la hora y día y mes y año, para que matasen a la tercera parte de los hombres.

  • Apocalipsis 9:16

    El número de los soldados de a caballo era de dos miríadas de miríadas; yo escuché el número de ellos.

  • Apocalipsis 9:17

    Y de esta manera, vi en la visión los caballos y a los que cabalgaban en ellos, que tenían corazas color de fuego, de jacinto y de azufre. Las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de sus bocas salía fuego, humo y azufre.

  • Apocalipsis 9:18

    La tercera parte de los hombres fueron muertos por estas tres plagas: por el fuego, el humo y el azufre que salían de la boca de ellos.

  • Apocalipsis 9:19

    Pues el poder de los caballos está en sus bocas y en sus colas. Porque sus colas son semejantes a serpientes, y tienen cabezas con las cuales hieren.

  • Apocalipsis 9:20

    Los demás hombres que no fueron muertos con estas plagas ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, para dejar de adorar a los demonios y a las imágenes de oro y de plata y de bronce y de piedra y de madera, las cuales no pueden ver ni oír ni caminar.

  • Apocalipsis 9:21

    Tampoco se arrepintieron de sus homicidios ni de sus hechicerías ni de su inmoralidad sexual ni de sus robos.

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