-
Hazme saber, oh amado de mi alma, dónde pastorearás; dónde harás recostar el rebaño al mediodía, para que yo no ande errante tras los rebaños de tus compañeros.
-
Si no lo sabes, oh la más hermosa de las mujeres, sigue las huellas del rebaño y apacienta tus cabritas cerca de las cabañas de los pastores.
Continúa después de la publicidad