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Salomón tuvo una viña en Baal-hamón, la cual entregó al cuidado de guardias: Cada uno de ellos debía traer mil piezas de plata por su fruto.
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¡Pero mi viña está delante de mí! Las mil piezas sean para ti, oh Salomón, y doscientas para los que guardan su fruto.
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¡Oh tú que habitas en los jardines, mis compañeros desean escuchar tu voz! ¡Déjame oírla!
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¡Escápate, oh amado mío! Sé semejante al venado o al cervatillo sobre los montes de las especias.
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