Explicación, estudio y comentario bíblico de Colosenses 3:1-24 verso por verso
Siendo, pues, que ustedes han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba donde Cristo está sentado a la diestra de Dios.
Ocupen la mente en las cosas de arriba, no en las de la tierra;
porque han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios.
Y cuando se manifieste Cristo, la vida de ustedes, entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria.
Por lo tanto, hagan morir lo terrenal en sus miembros: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y la avaricia, que es idolatría.
A causa de estas cosas viene la ira de Dios sobre los rebeldes.
En ellas anduvieron también ustedes en otro tiempo cuando vivían entre ellos.
Pero ahora, dejen también todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia y palabras groseras de su boca.
No se mientan los unos a los otros; porque se han despojado del viejo hombre con sus prácticas
y se han vestido del nuevo, el cual se renueva para un pleno conocimiento conforme a la imagen de aquel que lo creó.
Aquí no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, esclavo ni libre; sino que Cristo es todo y en todos.
Por tanto — como escogidos de Dios, santos y amados — vístanse de profunda compasión, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia;
soportándose los unos a los otros y perdonándose los unos a los otros, cuando alguien tenga queja del otro. De la manera que el Señor los perdonó, así también háganlo ustedes.
Pero sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto.
Y la paz de Cristo gobierne en su corazón, pues a ella fueron llamados en un solo cuerpo, y sean agradecidos.
La palabra de Cristo habite abundantemente en ustedes, enseñándose y amonestándose los unos a los otros en toda sabiduría con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando con gracia a Dios en su corazón.
Y todo lo que hagan, sea de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Esposas, estén sujetas a su esposo como conviene en el Señor.
Esposos, amen a su esposa y no se amarguen contra ella.
Hijos, obedezcan a sus padres en todo porque esto es agradable en el Señor.
Padres, no irriten a sus hijos para que no se desanimen.
Siervos, obedezcan en todo a sus amos humanos; no sirviendo solo cuando se les está mirando, como los que agradan a los hombres, sino con sencillez de corazón, temiendo a Dios.
Y todo lo que hagan, háganlo de buen ánimo como para el Señor y no para los hombres,
sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. ¡A Cristo el Señor sirven!