Explicación, estudio y comentario bíblico de Colosenses 4:2-51 verso por verso
Perseveren siempre en la oración, vigilando en ella con acción de gracias.
A la vez, oren también por nosotros a fin de que el Señor nos abra una puerta para la palabra para comunicar el misterio de Cristo, por lo cual estoy aún preso.
Oren para que yo lo presente con claridad, como me es preciso hablar.
Anden sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo.
Que la palabra de ustedes sea siempre agradable, sazonada con sal, para que sepan cómo les conviene responder a cada uno.
Todos mis asuntos se los hará saber Tíquico, hermano amado, fiel ministro y consiervo en el Señor.
Lo envío a ustedes con este fin: para que conozcan nuestros asuntos y para que él anime sus corazones.
Lo envío con Onésimo, el fiel y amado hermano, quien es uno de ustedes. Ellos les informarán de todo lo que pasa aquí.
Los saludan Aristarco, prisionero conmigo; Marcos, el primo de Bernabé (ya han recibido instrucciones acerca de él; si va a ustedes, recíbanle)
y Jesús, llamado Justo. Ellos son los únicos de la circuncisión que son colaboradores conmigo en el reino de Dios y que me han servido de consuelo.
Los saluda Epafras, quien es uno de ustedes, siervo de Cristo, siempre solícito por ustedes en oración, para que estén firmes como hombres maduros y completamente entregados a toda la voluntad de Dios.
Porque doy testimonio de él, de que tiene gran celo por ustedes, por los de Laodicea y por los de Hierápolis.
Los saludan Lucas, el médico amado, y Demas.
Saluden a los hermanos que están en Laodicea: a Ninfa y a la iglesia que está en su casa.
Cuando esta carta haya sido leída entre ustedes, hagan que se lea también en la iglesia de los laodicenses; y la de Laodicea léanla también ustedes.
Digan a Arquipo: “Cuida el ministerio que has recibido del Señor, para que lo cumplas”.
Ahora, la salutación de mi propia mano, de Pablo. Acuérdense de mis prisiones. La gracia sea con ustedes.