Y habló Jehová a Gad, vidente de David, diciendo:

El Señor habló a Gad, el vidente de David. Aunque David mismo estaba dotado de un don profético, en asuntos relacionados con él o su reino, tenía la costumbre de consultar al Señor por medio de los sacerdotes, y cuando no lo hizo, se envió un profeta, ocasiones extraordinarias para amonestarlo o castigarlo.

Gad, un amigo privado, fue ocasionalmente empleado como portador de estos mensajes proféticos.

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