Todo esto era de piedras costosas, según las medidas de las piedras labradas, aserradas con sierras, por dentro y por fuera, desde los cimientos hasta la cornisa, y así por fuera hacia el gran atrio.

Aserradas con sierras. Algunos han afirmado que las sierras para cortar piedras no se inventaron antes del siglo IV a.C. Pero esta opinión es errónea, ya que se contradice con el presente pasaje. Puede notarse que las sierras orientales difieren de las usadas por la nación europea en esta notable característica, que la punta de los dientes está inclinada hacia, y no desde, el mango, de modo que el aserrador hace su impresión en la madera, no empujando el instrumento desde él, sino tirando de él hacia él.

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