Y no es maravilla; porque el mismo Satanás se disfraza en ángel de luz.

Se transforma - más bien, 'se transforma a sí mismo' (cf.); habitualmente: la primera ocasión fue en tentar a Eva. Así que al tentar a Jesús. "Él mismo" es enfático: si su amo mismo, el 'príncipe de las tinieblas', el más ajeno a la luz, lo hace, es menos maravilloso en sus servidores.

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