Y cuando Jehová vio que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo: Se han humillado; por tanto, no los destruiré, pero les daré alguna liberación; y mi furor no se derramará sobre Jerusalén por mano de Sisac.

Cuando el Señor vio que se humillaron. Su arrepentimiento y contrición fueron seguidos de los mejores efectos; porque Semaías fue comisionado para anunciar que la copa del juicio divino no se derramaría completamente sobre ellos, que el derrocamiento total del reino de Judá no ocurriría en ese momento, ni por medio de Sisac; sin embargo, aunque debería gozar de un respiro de la subversión total, debería convertirse en una provincia tributaria de Egipto, para que el pueblo pudiera aprender cuánto más ligero y mejor es el servicio de Dios que el de los déspotas idólatras extranjeros.

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