Y cuando Atalía oyó el ruido del pueblo que corría y alababa al rey, vino al pueblo a la casa de Jehová:

Cuando Athaliah escuchó el ruido. La inusitada conmoción indicada por el toque de las trompetas y las vehementes aclamaciones del pueblo llamaron su atención o excitaron sus temores. Podría haberse jactado de haber matado a toda la familia real, estaba en perfecta seguridad; pero es igualmente probable que, al ver que uno había escapado de sus manos asesinas, después de reflexionar, no considerara conveniente iniciar ninguna investigación; pero la sola idea la mantendría constantemente en un estado de celosa sospecha e irritación.

En ese estado de ánimo, el malvado usurpador, al oír a través del Tyropoeon el estallido de alegría popular, se precipitó a través del puente hacia el suelo del templo, y penetrando de una sola mirada el significado de toda la escena, lanzó un grito de "¡Traición!"

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad