No obstante, el pueblo seguía sacrificando en los lugares altos, pero sólo para el SEÑOR su Dios.

El pueblo todavía sacrificaba en los lugares altos, pero sólo para el Señor su Dios. Aquí parece que la adoración en los lugares altos, aunque se originó en gran medida de la práctica del paganismo, y con demasiada frecuencia condujo a ella, no implicaba necesariamente idolatría, sino que tenía por objeto celebrar la adoración local del Dios verdadero, un violación de la voluntad de Dios, después de que se había establecido un santuario central.

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