Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías en la vanguardia de la batalla más ardiente, y retiraos de él, para que sea herido y muera.

Poned a Urías en la primera línea de la batalla más dura. Las diversas artes y estrategias con que el rey trató de engatusar a Urías, hasta que al fin recurrió al horrible crimen del asesinato, la crueldad a sangre fría de despachar la carta por manos del propio soldado, galante pero muy equivocado, el alistamiento de Joab para que fuera partícipe de su pecado, la afectación despiadada del luto, y la prisa indecente de su matrimonio con Betsabé, han dejado una mancha indeleble en el carácter de David, y exhiben una prueba dolorosamente humillante de los terribles extremos a los que pueden llegar los mejores hombres cuando les falta la gracia restrictiva de Dios.

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