Y Amnón se enojó tanto, que enfermó a causa de su hermana Tamar; porque ella era virgen; y Amnón pensó que era difícil para él hacerle algo a ella.

Porque ella era virgen. Las hijas solteras se mantuvieron en estrecha reclusión de la compañía de los hombres; a ningún extraño, ni aun a sus parientes del otro sexo, se les permite verlos sin la presencia de testigos. Por supuesto, Amnón debe haber visto a Tamar, porque había concebido una pasión violenta por ella, que, aunque prohibida por la ley ( Levítico 18:11 ), sin embargo, con la sanción del ejemplo de Abraham ( Génesis 20:12 ), y el práctica común en los países vecinos de que los príncipes se casen con sus medias hermanas, parece no haber considerado una conexión indebida. Pero él no tenía forma de hacérselo saber; y el dolor de aquella desilusión que se apoderó de su mente, produjo un cambio visible en su apariencia y salud.

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