Al mismo tiempo mi razón volvió a mí; y para la gloria de mi reino, mi honor y brillo me fueron devueltos; y mis consejeros y mis señores me buscaron; y fui confirmado en mi reino, y grande majestad me fue añadida.

Al mismo tiempo mi razón volvió a mí. Se lee una inscripción en el Museo de la Compañía de las Indias Orientales que describe el período de locura de Nabucodonosor (GV Smith). En la llamada inscripción estándar leída por Sir H. Rawlinson, Nabucodonosor relata que durante cuatro años dejó de trazar edificios, o de amueblar con víctimas el altar de Merodac, o de limpiar los canales para irrigación. No hay otro caso en las inscripciones cuneiformes de un rey que registre su propia inacción.

Mis consejeros y mis señores me buscaban, deseaban tenerme, como antes, para ser su cabeza, cansados ​​de la anarquía que prevalecía en mi ausencia (cf. nota,); este versículo confirma la probabilidad de una conspiración de los nobles.

Me fue añadida majestad excelente, mi autoridad era mayor que incluso antes.

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