Harás también una fuente de bronce, y su pie también de bronce, para lavar con ella; y la pondrás entre el tabernáculo de reunión y el altar, y pondrás agua en ella.

También harás una fuente de bronce. Aunque en realidad no formaba parte del mobiliario del tabernáculo, esta vasija estaba estrechamente relacionada con él; y aunque, por estar a la entrada, sería un objeto familiar, poseía gran interés e importancia por los fines bautismales a los que se aplicaba. No se dan datos por los que se pueda determinar su forma y tamaño; pero probablemente era un modelo en miniatura del de Salomón, una pila circular.

Su pie, se supone que no era el pedestal sobre el que se apoyaba, sino una canaleta o recipiente poco profundo situado debajo, en el que fluía el agua, que salía de un grifo o caño; pues la forma en que todos los orientales se lavan las manos o los pies es vertiendo sobre ellos el agua que cae en una jofaina. Este lavatorio estaba destinado únicamente a los sacerdotes. Pero en la dispensación cristiana todos los creyentes son sacerdotes; y de ahí que el apóstol les exhorte a acercarse a Dios ( Hebreos 10:22 ; Juan 13:10 ).

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