Y Sarai dijo a Abram: He aquí ahora, el SEÑOR me ha impedido dar a luz; te ruego que te acerques a mi sierva; puede ser que obtenga hijos de ella. Y Abram escuchó la voz de Sarai.

El Señor me ha impedido tener hijos. Las mujeres orientales, en general, siempre han mostrado un apasionado deseo de tener una familia: es el resultado de su condición social en países donde el honor, la influencia y la fuerza de un hogar dependen tanto del número de hijos como de los criados armados que le pertenecen. Sin embargo, el afán de descendencia que mostraba Sarai (y otras mujeres hebreas después de ella), aunque participaba en cierto grado de este sentimiento oriental común, se debe a una causa especial: surgió de la esperanza de ser la antecesora del Mesías prometido (la semilla de Dios, Malaquías 2:15 ).

Habiendo permanecido tanto tiempo en esa condición no bendecida que no tenía ningún motivo natural de esperanza de ser madre, después de transcurridos diez años desde la fecha de entrada en Canaán, pensó en un medio para alcanzar el objeto de sus deseos, adoptando el hijo de otra mujer; y en consecuencia persuadió a su marido para que aceptara su idea, aunque la conexión propuesta no había formado parte, aparentemente, del plan de vida de Abram antes de la sugerencia de su esposa.

Puede ser que pueda obtener hijos de ella , [hebreo, 'uwlay ( H194 ) 'ibaaneh ( H1129 ) mimeenaah ( H4480 ), tal vez pueda ser edificado a través de ella, es decir, obtener hijos de ella], ( véase la nota en Génesis 30:3 ).

Y Abram escuchó la voz de Sarai. La propuesta, originada por Sarai, fue considerada tanto por ella como por Abram en la integridad de sus corazones. A  Abram se le había asegurado divinamente en tres ocasiones la descendencia: en la última, que su heredero sería un hijo suyo; y se contentó con esperar con confianza el cumplimiento de la promesa divina.

Pero Sarai nunca había sido mencionada en relación con este tema. Sus esperanzas de dar a luz a la semilla prometida se habían desvanecido con el aumento de la edad; y, llegando a la conclusión de que no estaba destinada a disfrutar de ese distinguido honor, se propuso alcanzar por poder la feliz consumación que a todas luces se le negaba.

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