Y Jacob dijo: No, te ruego que si ahora he hallado gracia ante tus ojos, recibas mi regalo de mi mano; porque por eso he visto tu rostro, como si hubiera visto el rostro de Dios, y te has complacido en mí.

Por tanto, he visto tu rostro, como si hubiera visto el rostro de Dios. Esto parece la expresión de adulación servil. Pero si la mente piadosa de Jacob percibió la influencia secreta de Dios al efectuar un cambio repentino en el corazón de Esaú, como podemos suponer que lo hizo, estaba justificado al decir que el rostro de Esaú reflejaba la bondad divina.

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