Y algunos creyeron las cosas que se decían, y otros no creyeron.

Y algunos creyeron las cosas que se decían, y otros no creyeron. ¡Qué sencillez y franqueza hay en este registro de un resultado, repetido de época en época, donde el Evangelio se presenta a una asamblea promiscua de buscadores sinceros y fervorosos de la verdad, de mundanos frívolos y de fanáticos prejuiciosos!

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