En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida.

En su humillación fue quitado su juicio: ¿y quién contará su generación? porque su vida es quitada de la tierra. La adecuada exposición de las diversas cláusulas de esta profecía pertenece más a un comentario sobre el profeta evangélico que a este lugar; y dado que Felipe se centraría más en el carácter mesiánico luminoso de todo este capítulo que en el sentido preciso de los versículos aquí citados, no será necesario detenernos en ellos aquí. Más bien, maravillémonos de que esta, de todas las predicciones de los sufrimientos del Mesías en el Antiguo Testamento, la más impactante, fuera precisamente la que el eunuco estaba leyendo antes de que Felipe se uniera a él. Es probable que haya escuchado en Jerusalén acerca de los sufrimientos y muerte de Jesús, y de la existencia de un partido en constante crecimiento que lo reconocía como el Mesías. Sin embargo, su pregunta a Felipe sobre si el profeta en este pasaje se refería a sí mismo o a otro hombre muestra claramente que no tenía la menor idea de ninguna conexión entre esta profecía y esos hechos.

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