Instruyete, oh Jerusalén, para que mi alma no se aparte de ti; no sea que te convierta en una desolación, una tierra deshabitada.

Tierno llamamiento en medio de amenazas.

Para que mi alma no se aparte - Hebreo, 'sea arrancada de ti.' el afecto de Yahvé que lo hace reacio a partir; Su apego a Jerusalén era tal que se necesitaba un esfuerzo para separarse de ella.

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