Simón Pedro le dice: Señor, no sólo mis pies, sino también mis manos y mi cabeza.

Dícele Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también mis manos y mi cabeza: - Separarme de ti, Señor, es muerte para mí: si ese es el sentido de mis palabras, pisotearé eso; y si ser lavado por Ti tiene tal significado, ¡entonces no sólo mis pies, sino también mis manos, cabeza y todo, sean lavados!' Esta expresión ingenua de aferrarse, de vida o muerte, de apego a Jesús, y de sentir dependencia de Él para todo su bienestar espiritual, comparada con el dicho similar (¿a quién iremos?) proporciona tal evidencia de veracidad histórica que ninguna mente completamente honesta puede resistir.

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