Comentario Crítico y Explicativo
Levítico 11:12
Todo lo que no tuviere aletas ni escamas en las aguas, tendréis en abominación.
Todo lo que no tiene aletas ni escamas... Las aletas son pectorales, ventrales, dorsales, anales y caudales. Los peces verdaderos tienen todos, o al menos algunos, de estos. Son instrumentos de locomoción. Pero las aletas pectorales también están de algún modo relacionadas con la respiración, y todas las verdaderas tribus piscatorias las poseen. Muchos animales acuáticos, sin embargo, tienen diferentes órganos respiratorios y no están provistos de aletas.
Con respecto a las escamas, que son una protección para su piel suave y flexible, Kirby ('Bridgewater Treatise', 2:, p. 376) señala que casi ninguna especie de pez carece de ellas. En algunos peces, en los que, cuando están vivos, las escamas no se pueden descubrir bajo el microscopio, cuando están muertos, y la piel está seca, las escamas se detectan y se desprenden fácilmente. Otros, sin embargo, están totalmente desprovistos de ellas. El lenguaje del historiador sagrado debe ser considerado como usado de manera popular, y aplicado a las escamas que son fácilmente discernibles a simple vista.
La posesión o la falta de aletas y escamas tiene una influencia esencial que afecta a la carne de los peces como artículo de la alimentación humana. Con respecto a los animales acuáticos, algunos, como la gran mayoría de los peces marinos, habitan únicamente en agua salada, mientras que otros viven en ríos y lagos de agua dulce. Algunos frecuentan el agua salada en una época y la dulce en otra, como el salmón, el esturión, etc., mientras que otros tienen su hábitat en aguas salobres, como varios peces planos y mariscos: y todas estas variedades parecen estar comprendidas en las palabras "en las aguas, en los mares y en los ríos".
Bajo la regla prescrita por el historiador sagrado, el tiburón, la raya y el pez sol, la foca y la morsa, las ranas, las anguilas y los mariscos de todas las descripciones estaban incluidos como impuros. Muchos de estos últimos (mariscos) gozan de una reputación que no merecen y, cuando se han consumido en abundancia, han producido efectos que han hecho sospechar que contienen algo de naturaleza venenosa.