Comentario Crítico y Explicativo
Levítico 11:37,38
Y si alguna parte de sus cadáveres cayere sobre alguna semilla que se haya de sembrar, quedará limpia.
Si cualquier parte de su cadáver cae sobre cualquier semilla que se vaya a sembrar... quedará limpia; porque la impureza del contacto sería absorbida por la tierra. Pero el caso era muy diferente si la semilla se había sumergido en agua contaminada por un cadáver, ya que los granos, al ser humedecidos por el agua, absorberían la impureza, cuya mancha se transmitiría a los futuros productos. Estos reglamentos debían causar a menudo molestias al requerir repentinamente la exclusión de la gente de la sociedad, así como de las ordenanzas de la religión. Sin embargo, eran extremadamente útiles y saludables, sobre todo porque obligaban a prestar atención a la limpieza.
Este es un asunto de importancia esencial en Oriente, donde los reptiles venenosos se introducen a menudo en las casas y se encuentran al acecho en cajas, recipientes o agujeros en la pared; y el cadáver de uno de ellos, o un ratón, topo, lagarto u otro animal impuro muerto, puede ser tocado inadvertidamente con la mano, o caer en la ropa, botellas de piel o cualquier artículo de uso doméstico común. Por lo tanto, al relacionar el toque de tales criaturas con la contaminación ceremonial, que debía ser eliminada inmediatamente, se tomaba un medio eficaz para prevenir los malos efectos del veneno y de toda materia impura o nociva.
De la importancia de estas regulaciones, y de su absoluta necesidad para prevenir accidentes por envenenamiento, Michaelis da las siguientes pruebas: "Del envenenamiento de licores por sapos que se introducen en los barriles leemos a menudo; y Hasselquist relata un caso en el que el veneno de una salamanquesa en un queso estuvo a punto de ser fatal. Los ratones y las ratas también envenenan a veces la carne descubierta, vomitando sobre ella el veneno que han puesto. Recuerdo el caso de una elaboración de cerveza que, a todos los habitantes de una ciudad que la habían bebido, les provocó las más violentas agonías, y con respecto a la cual, aunque fue negada perentoriamente por los magistrados y los cerveceros, parecía haber razones perfectamente válidas para creer que el arsénico se había introducido de esta manera en la malta".