Y sobre los que queden vivos de vosotros enviaré un desfallecimiento en sus corazones en las tierras de sus enemigos; y el sonido de una hoja agitada los perseguirá, y huirán como quien huye de una espada; y caerán cuando nadie los persiga.

Sobre los que queden vivos ... enviaré un desfallecimiento en sus corazones. En todas partes en el Oriente, pero especialmente en Jerusalén, el judío traiciona en su conducta un espíritu inquieto, como un remordimiento, que dieciocho siglos no han podido superar. En presencia de los lugares que lo acusan, marcados con una marca de reprobación, el judío de Jerusalén vive sólo a medias con dificultad (Bovet, 'Voyage En Terre Sainte').

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