Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y ante ti,

Me levantaré e iré a mi padre. El cambio ha llegado por fin, ¡y qué cambio! expresado en términos de una sencillez y un poder tan exquisitos como los formulados expresamente para todos los penitentes con el corazón roto.

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