Y le dijo: Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo que tengo es tuyo.

Y le dijo: Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. El padre no se resiente del insulto; ¿cómo podría hacerlo, después de la generosidad de corazón que había besado al hijo pródigo que regresaba? Serenamente le reprocha: 'Hijo, atiende a razones. ¿Qué necesidad de un gozo especial y exuberante por ti? ¿No dijiste: "Mira, estos muchos años te sirvo"? ¿Por qué, pues, haz que toda la casa se regocije por ti? Para ti está reservado lo que es aún más alto: la tranquila satisfacción de por vida de tu padre en ti, como un hijo fiel de corazón sincero en la casa de tu padre; ni de la herencia reservada para ti queda nada enajenado por este gozo festivo y apropiado sobre el hijo una vez tonto pero ahora sabio y recién recuperado.'

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