Porque el que no está contra nosotros, está de nuestra parte.

Porque el que no está contra nosotros, está de nuestra parte. Aquí se establecen dos principios de inmensa importancia: 'Primero, nadie hablará mal de mí fácilmente si tiene fe para hacer un milagro en mi nombre; y Segundo, si no se puede suponer que tal persona esté en contra de nosotros, ustedes deben retenerlo por nosotros.' Obsérvese cuidadosamente que nuestro Señor no dice que este hombre no debería haberlos "seguido", ni tampoco que era indiferente si lo hacía o no; sino que simplemente enseña cómo se debía considerar a tal persona, aunque no lo hiciera, a saber, como un reverenciador de su nombre y un promotor de su causa.

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