Mateo 12:50

Porque cualquiera que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.

Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre: - es decir, 'Aquí están los miembros de una familia que trasciende y sobrevive a la terrenal: la sumisión filial a la voluntad de mi Padre en el cielo es el vínculo indisoluble de unión entre yo y todos sus miembros; ¡y todo aquel que entre en este sagrado círculo se convierte en mi hermano, y hermana, y madre!'

Comentarios:

(1) ¡Qué extrañas revelaciones hará el día del juicio, especialmente en cuanto al carácter relativo de algunos de los más y los menos favorecidos de la familia humana! En verdad, "los últimos serán los primeros, y los primeros los últimos".

(2) Cuando las demandas incluso de los parientes más cercanos y queridos, que solo nos instan a prestar atención a nuestros intereses o comodidades personales, lo que en otras circunstancias sería natural y correcto, se ven como que interfieren con algún trabajo presente de Dios, dejemos que el espíritu del ejemplo de nuestro Señor aquí sea nuestro principio rector, en lugar de las sugerencias de la naturaleza.

(3) ¡Qué glorioso es el pensamiento de que hay una familia incluso en la tierra de la cual el Hijo de Dios se considera parte! Una familia cuyo lazo de amor y principio rector es la sumisión al Padre de nuestro Señor Jesucristo, y que abarca tanto a altos como a bajos, rudos y refinados, esclavos y libres, de todas las tribus y todas las edades que han probado que el Señor es bueno; una familia cuyos miembros pueden entenderse y aconsejarse mutuamente desde el primer momento, aunque se encuentren por primera vez en los extremos de la tierra, mientras que con sus parientes más cercanos, que son sólo hijos de este mundo, no tienen simpatía en tales cosas; una familia que la muerte no puede deshacer, sino sólo transferir a la casa del Padre. Si los cristianos se dieran cuenta y actuaran habitualmente sobre esto, como lo hizo su bendito Maestro, ¿cuál sería el efecto en la Iglesia y en el mundo?