Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.

Entonces el siervo se postró y le suplicó, o le hizo una reverencia humilde, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo. Esto era sólo un reconocimiento de la justicia de la demanda hecha contra él, y una lastimera imploración de misericordia.

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