Y descendió Jehová en la columna de la nube, y se paró a la puerta del tabernáculo, y llamó a Aarón y a Miriam, y ambos salieron.

Se paró a la puerta del tabernáculo: sin obtener la admisión, como era el privilegio habitual de Aarón, aunque se le negaba a todos los demás hombres y mujeres. Esta exclusión pública estaba destinada a ser una señal del desagrado divino.

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