La corrección es dolorosa para el que abandona el camino; y el que aborrece la corrección, morirá.

La corrección es dolorosa para el que abandona el camino, como lo fue para Acab; y a Joacim. Pero mejor es la "corrección", aunque sea "penosa", que la "muerte" eterna, que es el fin de aquel que, por "odio" de la "reprensión", "abandona el camino".

(Y) el que aborrece la reprensión morirá. De considerar la "corrección" como "penosa" al principio, llega finalmente a un "odio" positivo e inveterado hacia ella.

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