El hombre iracundo suscita contiendas, pero el que tarda en airarse apacigua las contiendas.

El hombre iracundo suscita contiendas, incluso donde había perfecta armonía. Da ocasión y aprovecha apresuradamente cualquier ocasión que se le presente para la contienda. "Agitar" (hebreo, geerah): literalmente, mezcla, lo que implica la idea recíproca de ofender y recibir ofensas.

Pero el que es tardo para la ira, apacigua la contienda, tan lejos está de provocarla.

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