Encomienda tus obras a Jehová, y tus pensamientos serán afirmados.

Encomienda tus obras al Señor ( literalmente, rodar como una carga recaída en alguien más fuerte que tú: hebreo, gol), y tus pensamientos se establecerán. Muchos no tienen sentido de la Carga del pecado. Están tan inmersos en las cosas mundanas que no hacen ningún esfuerzo en cuanto a las cosas eternas.

Este proverbio mira a ambos. No el ocioso, sino el trabajador, es decir, el usuario diligente de los recursos es bendito. Otros también, conscientes de la dificultad, piensan efectuar todo por sus propias "obras". El verdadero camino es: "Obrad, procurad vuestra propia salvación con temor y temblor". Pero recuerda al mismo tiempo, “Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” ( Filipenses 2:12 ). Así (mutatis mutandis) en todas las demás empresas y deberes de la vida.

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