La reprensión entra más en el sabio que cien azotes en el necio.

Una reprensión entra más [desciende a, desde naachat ( H5181 )] un hombre sabio que cien azotes en un necio, literalmente, 'que golpear a un necio cien veces'. Es el colmo de la insensatez endurecerse uno mismo contra las reprensiones de Dios, y así incurrir en Sus "cien azotes".

Un caballo generoso es dominado incluso por la sombra de la vara; una bestia perezosa no puede ser incitada ni siquiera por una espuela' (Curtius, 7:4). La susceptibilidad tierna a las moniciones de nuestro Padre, por su Palabra, sus ministros, y sus tratos Providenciales, es la marca de un alma bondadosa.

 

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