Misericordia y verdad preservan al rey: y su trono es sostenido por misericordia.

Misericordia (hacia los miserables y necesitados) y verdad (en el cumplimiento de su palabra) guarden al rey. La verdad no debe ser sacrificada a la misericordia, sino que ambas deben combinarse en armonía. Como él mismo necesita la misericordia de Dios, así debe mostrar misericordia hacia los demás.

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