El que tiene un ojo generoso será bendito; porque él da de su pan a los pobres.

Un ojo generoso, en contraste con un 'mal de ojo contra el hermano pobre de uno', mientras el levita "miraba" al hombre herido, y sin embargo "pasaba por el otro lado'. Es al mirar la necesidad de nuestro hermano que nos sentimos movidos a compadecernos y a aliviarlo.

Será bendecido, por Dios, por los pobres, y por todos los hombres buenos.

Porque de su pan da, no todo, sino una porción. Los reclamos de nuestras propias familias no deben ser olvidados.

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