Sed, pues, ahora sabios, oh reyes; instruíos, jueces de la tierra.

Sed sabios... oh reyes, ofrecimientos de gracia que acompañan siempre a las amenazas contra los pecadores en este día de la longanimidad de Dios.

Ahora, pues, viendo que no podéis derribar el reino del Mesías por oposición, sino que debéis ser "destrozados" al intentarlo.

Sea instruido, tome la advertencia.

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