LA PRIMERA EPISTOLA GENERAL DE PEDRO
INTRODUCCION
Su genuinidad está atestiguada por 2 Pedro 3:1; sobre la autoridad de la Segunda Epístola véase mi Introducción. También por Policarpo (en Eusebio,2 Pedro 4:14), quien, escribiendo a los Filipenses, cita muchos pasajes: en el cap. 2, cita 1 Pedro 1:13, 1 Pedro 1:21 y 3:9; en el cap. 5, cita 1 Pedro 2:11. Eusebio dice de Papías, Historia Eclesiástica,1 Pedro 3:39, que él también cita la Primera Epístola de Pedro. Ireneo (Haereses, 4. 9. 2) la menciona expresamente; en el 4. 16. 5, cita 1 Pedro 2:16. Clemente de Alejandría (Sirómata, 1. 3., pág. 544) cita 1 Pedro 2:11, 1 Pedro 2:15; (y pág. 562,)1 Pedro 1:21; (y pág. 584,)1 Pedro 3:14; (y pág 585,)1 Pedro 4:12. Orígenes (en Eusebio, Historia Eclesiástica,1 Pedro 6:25) menciona esta Epístola; en Homilía 7, sobre Josué, vol. ii, pág. 63, menciona ambas epístolas, y en su Comentario, sobre el Salmo 3, y sobre Juan, menciona 1 Pedro 3:18. Tertuliano (Scorp., cap. 12) cita expresamente 1 Pedro 2:20; (y en el cap. 14,)1 Pedro 2:13, 1 Pedro 2:17. Eusebio dice que era la opinión de los que le precedieron que ésta estaba entre las epístolas universalmente reconocidas. La versión siríaca Peschito la tiene. El fragmento del canon llamado de Muratori la omite. Con esta excepción y la de los herejes paulicianos, que la repudiaron, todo el testimonio antiguo está en su favor. La evidencia interna es igualmente fuerte. El autor se llama a sí mismo Pedro (1 Pedro 1:1), y "testigo de las aflicciones de Cristo," y un "anciano" (1 Pedro 5:1). La energía del estilo armoniza con el calor de espíritu del carácter de Pedro; y, como dice Erasmo, esta Epístola está llena de dignidad y autoridad apostólica, y es digna del caudillo entre los apóstoles.
HISTORIA PERSONAL DE PEDRO.—Simón, o Simeón, fue nativo de Betsaida situada sobre el mar de Galilea, hijo de Jonás, o sea, Juan. Con su padre y su hermano Andrés desempeñaba el oficio de pescador en Cafarnaúm, su domicilio subsecuente. Era casado, y la tradición dice que el nombre de su esposa era Concordia o Perpetua. Clemente Alejandrino dice que ella sufrió el martirio, animándola su esposo a ser fiel hasta la muerte: "Acuérdate, amada, de nuestro Señor". Su suegra fue restablecida de la fiebre, por Cristo. Fue llevado a Jesús por su hermano Andrés, el cual había sido discípulo de Juan el Bautista, y por él fué dirigido al Salvador como "el Cordero de Dios". Jesús, no bien Io contempló, le dió el nombre por el que principalmente es conocido, indicativo de su carácter subsecuente y su obra en la Iglesia: "Pedro" (griego) o "Cefas" (arameo), piedra. No se unió al Señor sino en una fecha posterior. Los incidentes señalados de su vida apostólica son bien conocidos: camina sobre el mar turbulento al encuentro de Jesús, y por dudar empieza a hundirse; su presto y franco reconocimiento de la persona divina y oficio de Jesús, no obstante las dificultades contrarias a tal creencia, por lo cual se le denominó entonces la piedra, o roca; pero su reprensión por el Señor cuando les anunció lo que fue tan repugnante a los prejuicios carnales, su pasión y muerte; su ida de un extremo al otro opuesto, en referencia al ofrecimiento de Cristo de lavarle los pies; su declaración arrogante de que nunca abandonaría a su Señor, hiciesen lo que hicieran los demás, fue seguida por su vil negación triple de Cristo, con maldiciones; su profundo arrepentimiento: el pleno perdón de Cristo y la profecía de su fidelidad hasta la muerte, después que hubo recibido de él la profesión de su "amor", repetida cuantas veces su previa negación. Estos incidentes ilustran su carácter, que es celoso, piadoso y ardientemente ligado al Señor, y presto a declarar sus convicciones con franqueza; era ligero en juicio, precipitado, demasiado confiado en la aseveración de su firmeza; el resultado fue que, aunque abundaba en coraje humano, su coraje moral se dejaba fácilmente vencer por el temor a la opinion de hombre. Un cambio maravilloso se operó en él por la restauración después de su caída, por la gracia de su Señor resucitado. Su celo y su ardor quedaron santificados, purificados por un espíritu de sincera humildad. Su amor al Señor, si posible fuera, fue aumentado, mientras que su modo de demostrarlo ya era con el obrar y sufrir por su nombre, más bien que por las fuertes demostraciones. Así que, preso y juzgado ante el sanhedrín por haber predicado a Cristo, valientemente declaró su resolución de seguir haciéndolo. Bien ha sido llamado "la boca de los apóstoles." Su fidelidad motivó su encarcelamiento por Herodes Agripa, con miras de su ejecución, de la que fue librado, sin embargo, por el ángel del Señor.
Después de la ascensión tomó la iniciativa en la Iglesia; y con la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, ejerció el poder predeterminado de "las llaves" del reino de Cristo, abriendo la puerta de la Iglesia, en la predicación, para la admisión de miles de israelitas; y aun más así al abrir (en obediencia a revelación especial) un acceso para los gentiles "devotos" (eso es, prosélitos judaicos del paganismo), Cornelio y otros, caso precursor de la cosecha allegada luego de los gentiles idolátricos de Antioquía. Esto explica el sentido de las palabras que Jesús le aplicó al decir: "Sobre esta roca edificaré mi Iglesia"…, es decir, sobre Cristo, la verdadera "Roca," era relación con quien solo se le dió la designación: título compartido en común en las mismas condiciones por los demás apóstoles, como los primeros fundadores de la Iglesia sobre Cristo, "la principal piedra del ángulo". Se de un nombre a menudo en el hebreo, no que la persona sea idénticamente la cosa misma, sino que tiene alguna relación especial con ella: así como Elías significa Jehová Poderoso, Simón es llamado Pedro, "la roca", no porque lo fuese, sino salvo por su relación con Jesús, la sola Roca verdadera (Isaías 28:16; 1 Corintios 3:11). Como subsecuentemente se identificó, en su conducta, con Satanás y fue por consiguiente llamado "Satanás", por su clara confesión de Cristo, la Roca, quedó identificado con Cristo, y de consiguiente es llamado "Roca". Es innegable que no hay caso escritural de que Pedro se haya arrogado ni practicado la supremacía; al contrario, se le representa como enviado por los apóstoles de Jerusalén para confirmar a los samaritanos que fueron bautizdos por Felipe el diácono; otra vez, en el concilio de Jerusalén, no él, sino Jacobo el presidente, u obispo principal de aquella ciudad, fue quien pronunció la decisión autoritativa (Hechos 15:19): "Yo juzgo …" Cierta clase de primado, sin duda, (pero no supremacía) le fue dada a Pedro, en atención a su edad, y a su marcada sinceridad y valentía al tomar la inicitiva en muchas ocasiones importantes. De ahí que sea llamado "primero" en la enumeración de los doce apóstoles. De ahí también las frases: "Pedro y los once". "Pedro y los demás apóstoles"; y Pablo, al llegar a Jerusalén después de su conversión, fue a ver a Pedro en particular.
Una sola vez más dejó ver el mismo espíritu de vacilación por temor al reproche de hombre, que había motivado su negación del Señor. Aunque en el concilio de Jerusalén había abogado por la eximición de los convertidos gentiles de las observancias ceremoniales de la ley, sin embargo, después de juntarse en íntimas relaciones con los gentiles en Antioquía, se retiró de ellos, temiendo los prejuicios de sus hermanos judíos venidos de parte de Jacobo, y tímidamente disimiuló su convicción de la igualdad religiosa de judío y gentil; por eso Pablo se le opuso públicamente y le reprochó: una clara refutación de su supremacía e infalibilidad alegadas (salvo, por supuesto, la inspiración especial que gozó al escribir sus epístolas). En todos los demás casos se evidenció ser, como en efecto Pablo lo llama, "una columna". Subsecuentemente lo hallamos en "Babilonia", de donde escribió esta primera Epístola a los creyentes israelitas de la dispersión y a los cristianos gentiles unidos en Cristo, en Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia.
Jerónimo (De Scriptorum Ecclesiasticorum, 1) declara que "Pedro, después de ser obispo de Antioquía y de predicar a los creyentes en Ponto (la clara referencia Daniel 1:1) … en el segundo año de Claudio fue a Roma para refutar a Simón el Mago, y por veinte años tuvo allí la silla episcopal, hasta el último año de Nerón, o sea el 14o. por el cual (Nerón) fue crucificado cabeza abajo, declarándose ser indigno de ser crucificado como su Señor, y fue enterrado en el Vaticano, cerca de la vía triunfal". Eusebio (Chron. Ann. 3) también asevera el episcopado de Pedro en Antioquía; su declaración de que Pedro fundara aquella iglesia contradice Hechos 11:19. Su supuesto viaje a Roma para refutar a Simón Mago se derivó del relato de Justino de la estatua hallada en Roma (en realidad la estatua del dios sabino, Semo Sanctus, o Hércules, confundido con Simón Mago, como si fuese adorado con aquel nombre: "Simoni Deo Sancto"; hallada en el río Tiber en 1574, o en una isla del Tíber en 1662), asociado con el relato de Hechos 8:9. El obispado de veinticinco años es cronológicamente imposible, puesto que eso pondría la entrevista de Pedro con Pablo en Antioquía dentro del supuesto obispado en Roma. Su crucificción está asegurada por la profecía de Cristo (Juan 21:18). Dionisio de Corinto (en Eusebio, Hist. Ecles.,Juan 2:25) asevera en una epístola a los Romanos que Pablo y Pedro juntos fundaron la Iglesia Romana así como también la de Corinto, y sufrieron el martirio en Roma en la misma ocasión. Lo mismo Tertuliano (Contra Marción,Juan 4:5, y Prescriptio Hereticorum, c. 36, 38). También Cayo, el presbítero de Roma, en Eusebio Historia Eclesiástica,Juan 2:25) dice que algunos monumentos de su martirio pueden verse en Roma sobre el camino a Ostia. Asimismo Eusebio, Historia Eclesiástica,Juan 2:25, y Demonstratio Evangelicae,Juan 3:116. Igualmente Lactanio, De Mortibus Persecutorum, c. 2. Muchos de los detalles son palpablemente falsos; si el todo es falso o no, es dudoso, cuando se considera la tendencia de reconcentrar en Roma los eventos de interés. [Alford.]
Lo cierto es que Pedro no estuvo en Roma antes de la fecha de la carta a los Romanos (58 d. de J. C.); de lo contrario habría mención de ello en la misma; ni durante el primer encarcelamiento de Pablo, de otro modo hubiera sido mencionado en alguna de las varias cartas de Pablo escritas desde Roma; ni durante el segundo encarcelamiento, al menos cuando Pablo escribía la Segunda Epístola a Timoteo, un poquito antes de su martirio. Puede haber ido a Roma después de la muerte de Pablo, y según la tradición común, encarcelado en el Calabozo Mamertino, y crucificado en el monte Janículo, sobre la eminencia de San Pietro en Montorio, y depositados sus restos bajo el gran altar de la famosa basílica de San Pedro. Ambrosio (Ep. 33, Ed. París pág. 1022) relata que Pedro, no mucho antes de su muerte, persuadido por las solicitaciones de sus hermanos cristianos a que se salvara, huía de Roma, cuando el Señor le sale al encuentro, y preguntándole: "Señor, ¿a dónde vas?" recibió la respuesta: "Voy a ser crucificado de nuevo". Con esto, volvió Pedro y gozosamente fue al martirio. La Iglesia llamada "Domine quo vadis," sobre la Vía Apia, conmemora la leyenda. No es improbable que la entera tradición esté fundada en la relación que existía entre Pablo y Pedro. Como Pablo, el "apóstol a los gentiles", escribió epístolas a Galacia, Efeso, y Colosas y a Filemón en Colosas, dirigiéndose más prominentemente a los cristianos gentiles, y a los judeocristianos en segundo término; así vice versa, Pedro "el apóstol de la circuncisión", se dirigió a las mismas iglesias, en primer plano a los judeocristianos y a los creyentes no judíos en segundo orden.
A QUIENES DIRIGIO ESTA EPISTOLA.—El encabezamiento (Juan 1:1), "A los exanjeros (peregrinos espirituales) esparcidos" (griego: de la dispersión), indica claramente a los cristianos de la dispersión judía como los lectores aun cuando se incluyan los cristianos gentiles como injertados en el tronco judeocristiano por la adopción y la fe, siendo así parte del verdadero Israel, como lo prueban el 1:14; 2:9, 10; 3:6 y 4:13. Así él, el apóstol de la circuncisión, trató de unir en un Cristo a judío y a gentil, llevando a cabo así la misma obra y doctrina que Pablo. apóstol de la incircuncisión. Las provincias son nombradas por Pedro en orden geográfico desde el nordeste a sud y oeste. Ponto era el país del judío Aquila. Pablo visitó dos veces a Galacia, fundando y confirmando iglesias. Crescente, su compañero, fue allá como al tiempo del último encarcelamiento de Pablo, un poco antes de su martirio. Ancira fue posteriormente su metrópoli eclesiástica. Hombres de Capadocia, así como de "Ponto" y "Asia", había entre los oyentes del poderoso sermón de Pedro en Pentecostés, cuando el Espíritu descendió sobre la Iglesia; éstos probablemente llevaron a sus respectivos países las primeras nuevas del evangelio. El "Asia" proconsular incluía a Misia, Caria, Frigia, Pisidia y Licaonia. En Licaonia estaban las iglesias de Iconio, fundadas por Pablo y Silas; de Listra, ciudad de Timoteo, donde Pablo fue apedreado a instigación de los judíos; y de Derbe de donde era oriundo Gayo, o Gayo. En Pisidia estaba Antioquía, donde Pablo fue el medio de la conversión de muchos, pero fue expulsado por los judíos. En Caria estaba Mileto, que tenía sin duda una iglesia cristiana. En Frigia Pablo predicó las dos veces que visitó a Galacia, país colindante, y en ella estaban las iglesias de Laodicea, Hierápolis y Colosas, de la última de las cuales eran miembros Filemón y Onésimo, y dirigentes Arquipo y Epafras. En Lidia estaba la de Filadelfia, mencionada favorablemente en Apocalipsis 3:7, etc., la de Sardis, capital, y la de Tiatira, y la de Efeso, fundada por Pablo y escenario de las labores de Aquila y Priscila, y subsecuentemente de las de Pablo por más de doce años, y con posterioridad censurada por haber caído de su primer amor (Apocalipsis 2:4). Esmirna en Jonia era de la misma provincia, y como una de las siete iglesias del Asia recibió perfecta alabanza. En Misia estaba Pérgamo. Troas, también, se conoce como escenario de la predicación de Pablo, cuando resucitó a Eutico, donde también pasó un tiempo posteriormente con Carpo. De "Bitinia" no se menciona expresamente iglesia en otra parte del Nuevo Testamento. Cuando anteriormente Pablo trató de ir a Bitinia, el Espíritu no se lo permitió. Pero después, inferimos Deuteronomio 1:1, el Espíritu sí impartió el evangelio a dicho país, posiblemente por el ministerio de Pedro. En forma de gobierno, estas varias iglesias—parece, según la epístola: 5:1, 2: "Apacentad la grey …"—estaban en la misma condición que cuando Pablo conversó con los "ancianos" de Efeso en Mileto (Hechos 20:17, Hechos 20:29, "apacentad") en lenguaje muy similar; dirigían los ancianos, o presbítero obispos, mientras que los apóstoles ejercían la dirección general. Estaban expuestos a persecuciones, no sistemáticas al parecer, sino más bien vejaciones y escarnio por cuanto no se unían con sus vecinos paganos en la vida disoluta, no estando exentos, sin embargo, del peligro de caer en dicha falta. Los males existentes entre ellos, de los que son luego reprochados, eran la ambición y codicia del lucro de parte de los presbíteros (Hechos 5:2), los malos pensamientos y palabras entre los miembros en general, y la falta de simpatía y generosidad de los unos para con los otros.
SU PROPOSITO parece ser, en vista de la bendición celestial y por el ejemplo de Cristo, dar consuelo a los perseguidos, y prepararlos para hacer frente a una prueba mayor que se acercaba, y exhortar a todos: a maridos, esposas, siervos, presbíteros y pueblo, a desempeñar debidamente sus respectivos deberes de modo de no dar ocasión al enemigo para que reproche el cristianismo, y así confirmarlos en "la verdadera gracia,… en la cual estáis" (Hechos 5:12). Véase la nota correspondiente. Alford arguye con razón que "amonestando" y "testificando" en dicho texto significan las exhortaciones de Pedro al través de la epístola, fundadas en el testimonio que él da de la verdad evangélica, bien conocida ya por sus lectores mediante la enseñanza de Pablo en aquellas iglesias. Estaban ya introducidos (griego eis,Hechos 5:12) en esta gracia de Dios como su seguro fundamento. Comp. 1 Corintios 15:1 : "Os declaro el evangelio … en el cual perseveráis" (estáis, el mismo verbo en griego). Por lo tanto, no expone en esta epístola una completa explicación de la doctrina evangélica de la gracia, sino que depende del conocimiento ya existente de ella. Comp2 Samuel 1:8, 2 Samuel 1:18 : "Sabéis"; 2 Samuel 3:15, 2 Pedro 3:1. No que Pedro servilmente copie el estilo y modo de enseñar de Pablo: como testigo independiente, en su propio estilo atestigua las mismas verdades. Podemos dividir la epístola en (I) La introducción (2 Pedro 1:1). (II) La excitación del puro afecto en los creyentes ya nacidos de Dios: 1. Por motivo de la esperanza, a la que Dios nos ha regenerado (2 Pedro 1:3); 2. La producción del fruto de la fe, dado el gran precio pagado por nuestra redención del pecado (2 Pedro 1:14). 3. Purificados por el Espíritu para el amor de los hermanos, engendrados por la eterna palabra de Dios, sacerdotes y reyes espirituales, a los cuales Cristo solo es precioso (1:22-2:10). 4. Seguir el ejemplo de Cristo, sufriendo, observando una buena conducta en todas las relaciones (2:10-3:14). 5. Y una buena profesión de fe en contemplación del sacrificio único de Cristo y de su futura venida para juicio (3:15-4:11). 6. Y la exhibición de la paciencia en la adversidad, en la esperanza de la futura glorificación con Cristo: (a) en general, como cristianos (4:12-19); (b) cada uno en su propia esfera (5:1-11). El título "Amados" marca la separación entre la primera y la segunda parte (2:11, y entre la segunda y la tercera (4:12: "carísimos," el mismo término griego). [Bengel]. (III) La conclusión.
LA FECHA Y EL LUGAR.—Es claro que fue antes de la abierta y sistemática persecución de los últimos años de Nerón. Que esta Epístola fue escrita después de las de Pablo, aun de aquellas que fueron escritas durante su segundo encarcelamiento en Roma, que terminó en el año 63, es evidente por el conocimiento de ellas que Pedro deja traslucir en la misma. Compárense: el 2:13 con 1 Timoteo 2:2; el 2:18 con Efesios 6:5; el 1:2 con Efesios 1:4; el 1:3 con Efesios 1:3; el 1:14 con Romanos 12:2; el 2:6-10 con Romanos 9:32; el 2:13 con Romanos 13:1; el 2:16 con Gálatas 5:13; el 2:18 con Efesios 6:5; el 3:1 con Efesios 5:22; el 3:9 con Romanos 12:17; el 49 con Filipenses 2:14, Romanos 12:13 y Hebreos 13:2; el 4:10 con Romanos 12:6; el 5:5 con Efesios 5:21 y Filipenses 2:3, Filipenses 2:5; el 5:8 con 1 Tesalonicenses 5:6 el 5:14 con 1 Corintios 16:20. Además en el 5:13, se menciona a Marcos con Pedro en Babilonia. Esto debe haber sido después de Colosenses 4:10 (año 61-63), cuando Marcos estaba con Pablo en Roma, pensando seguir para Asia Menor. Otra vez en 2 Timoteo 4:11 (año 67 o 68), Marcos estaba en Efeso o cerca de la misma, en Asia Menor, y Timoteo tiene orden de llevarlo consigo a Roma. Así que es probable que fuese después, o sea, después del martirio de Pablo, cuando Marcos se unió con Pedro y por consiguiente cuando fue escrita la Epístola. No es probable que Pedro hubiera querido establecerse en los campos de labor de Pablo, en las iglesias del Asia Menor, mientras Pablo vivía. La muerte del Apóstol de los gentiles, y la consiguiente necesidad de quién llevara a cabo sus enseñanzas, probablemente dieron la ocasión para el testimonio de Pedro en las mismas iglesias, mediante una carta circular a favor de la misma verdad. La relación que mantenían las iglesias paulinas con los apóstoles en Jerusalén favorece este parecer. Hasta los cristianos gentiles esperarían de los padres espirituales de la Iglesia de Jerusalén, de donde se había diseminado el evangelio, los consejos necesarios para poder hacer frente a las pretensiones de los judaizantes y de los heréticos; y Pedro, siempre destacado entre los apóstoles de Jerusalén, aunque estuviera en otra parte, sentiría profundo interés en ellos, especialmente cuando se veían privados de la dirección de Pablo debido a su muerte. Birks (Horae Evangelicae) sugiere que los falsos maestros podían haber apelado de las doctrinas de Pablo a las de Jacobo y de Pedro. En tal caso Pedro naturalmente escribiría para confirmar las doctrinas de la gracia y enseñar tácitamente que no había diferencia entre las suyas y las enseñanzas de Pablo. Birks prefiere fijar la fecha de la Epístola en el año 58, después de la segunda visita de Pablo a Galacía, cuando Silvano estaba con él, y así no podría haber estado con Pedro (año 54: 5:12), y antes de su encarcelamiento en Roma, cuando Marcos estaba con él y así no podía estar con Pedro (año 62); acaso mientras Pablo estaba encarcelado en Cesárea y así impedido de comunicarse personalmente con aquellas iglesias. Yo prefiero la opinión antes dicha, la que hace a un lado la tradición de que Pablo y Pedro sufrieran el martirio juntos en Roma. La declaración de Orígenes y de Eusebio, de que Pedro visitara a las iglesias de Asia en persona, parece muy probable.
El lugar de la redacción sin duda fue Babilonia sobre el Eufrates (5:13). Es improbabilísimo que en medio de las comunicaciones y salutaciones ordinarias de una carta azás sencilla, se hubiera usado el lenguaje simbólico de la profecía (es decir, "Bablionia" por Roma). Josefo (Antigüedades, 15; 2, 2; 3:2) declara que había una gran multitud de judíos en la Babilonia Caldea; es por tanto probable que "el apóstol de la circuncisión" alguna u otra vez los visitara. Algunos sostienen que Babilonia significa Egipto, porque Marcos predicó en Alejandría y sus cercanías después de la muerte de Pedro, y que por tanto haría lo mismo junto con el apóstol en vida. Pero no se hace mención alguna en otras escrituras de tal Babilonia egipcia, sino sólo de la Caldea. Y aunque hacia el fin del reinado de Calígula una persecución arrojó a los judíos de allí a Seleucia, y una plago, cinco años más tarde también los diezmó, esto con todo no excluye su retorno y su multiplicación durante los veinte años entre la plaga y la redacción de la Epístola. Además, el orden de la enumeración de los países, del nordeste al sur y oeste, es el que seguiría uno que escribiera desde la Babilonia Oriental, y no desde Egipto ni Roma. En verdad, Cosmas Indicopleutes, en el siglo seis, entendía que se trataba de la Babilonia que estaba fuera del Imperio Romano. Silvano, compañero de Pablo, lo fue posteriormente de Pedro, y fue el portador de la epístola.
EL ESTILO.—La verdad fervorosa y práctica, antes que el raciocinio lógico, son las características de esta epístola, como también del enérgico y simpático escritor. Su conocimiento de las epístolas de Pablo revelado en la carta, concuerda con lo que era de esperar por el hecho de que Pablo hubiera "comunicado el evangelio que predicaba a los gentiles" (por revelación especial a él concedida) a Pedro entre otros de "figuración". Individualmente ocurren, tales como el bautismo, "la demanda de una buena conciencia hacia Dios" (3:21); "conciencia de Dios" (2:19, griego), como motivo por qué soportar las aflicciones; "esperanza viva" (1:3); "herencia incorruptible y que no puede contaminarse ni marchitarse" (1:4); "ósculo de caridad" (5:14). Se contempla a Cristo menos en relación con sus padecimientos pasados, y más como está exaltado al presente tiempo y por venir pronto manifestado en su majestad. La proximidad de la realización de la dicha futura le hace estimar a los creyentes como "extranjeros" y "peregrinos" en la tierra. El fervor depurado, la humildad profunda y ardiente amor, aparecen en la epístola, como debiéramos esperar de uno que había sido tan amorosamente restaurado de su seria caída. "Convertido", en verdad "fortalece a sus hermanos". Su fervor se destaca en la frecuente repetición del mismo pensamiento en palabras similares.
En algunos pasajes demuestra su familiaridad con la Epístola de Santiago, cuya importancia tenía peso para el partido judaico legalista, lo cual confirma la inspiración de la misma (comp. el 1:6, 7 con Santiago 1:2; el 1:24 con Santiago 1:10; el 2:1 con Santiago 1:21; el 4:8 con Santiago 5:20, ambos citan Proverbios 10:12; el 5:5 con Santiago 4:6 y Proverbios 3:34). Las más citas hechas del Antiguo Testamento, son comunes a ambas epístolas. "La fuerte susceptibilidad a impresiones externas, la vivacidad de sentimientos, la facilidad en el desarrollo de temas, disponen las naturalezas como la de Pedro para que repitan de nuevo los pensamientos de otros." [Steiger].
La dicción de esta Epístola y la de los discursos de Pedro en los Hechos son muy similares: una coincidencia impensada, y así una evidencia de la genuinidad de la carta (comp. el 2:7 con Hechos 4:11; el 1:12 con Hechos 5:32; el 2:24 con Hechos 5:30 y 10:39; el 5:1 con Hechos 2:32 y 3:15; el 1:10 con Hechos 3:18 y 10:43; el 1:21 con Hechos 3:15; Hechos 10:40; el 4:5 con Hechos 10:42; el 2:24 con Hechos 3:19, Hechos 3:26).
Hay, también, una repetición del lenguaje del Señor de la última entrevista después de su resurrección, según Juan 21. Comp. "el Pastor … de almas",Hechos 2:25; "Apacentad la grey de Dios", "el Príncipe de los pastores",Hechos 5:2, Hechos 5:4, con Juan 21:15 : "Apacienta mis ovejas … corderos al cual … amáis"también el 1:8; 2:7, con Juan 21:15 : "¿Me amas?"y 2 Pedro 1:14 con Juan 21:18, Juan 21:10. Wiesinger bien dice: "El que en amorosa impaciencia se arrojó a la mar para ir al encuentro del Señor, es también el hombre que con más ardor testifica de la esperanza de su retorno; el que fechó su propia fe desde los padecimientos de su Maestro, nunca se cansa de ensalzar la sufrida forma del Señor, para consolar y estimular a sus lectores; aquel para quien la muerte de mártir es una expectativa asegurada, es quien en la mayor variedad de aspectos expone el deber, tanto como la consolación, de padecer por Cristo; como una roca de la Iglesia, cimienta a sus lectores, para la tormenta de las presentes tribulaciones, sobre la verdadera Roca de la eternidad."