1 Timoteo 5:1-25
1 No reprendas con dureza al anciano sino exhórtalo como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos;
2 a las ancianas, como a madres; y a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza.
3 Honra a las viudas que realmente sean viudas.
4 Pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, que aprendan primero a ser piadosos con los de su propia casa y a recompensar a sus padres porque esto es aceptable delante de Dios.
5 Ahora bien, la que es realmente viuda y que ha quedado sola, ha puesto su esperanza en Dios y persevera en súplica y oraciones de noche y de día;
6 pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta.
7 Manda también estas cosas para que sean irreprensibles.
8 Si alguien no tiene cuidado de los suyos, y especialmente de los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.
9 Sea incluida en la lista la viuda que haya cumplido por lo menos sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido,
10 que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos, si ha practicado la hospitalidad, si ha lavado los pies de los santos, si ha socorrido a los afligidos y si se ha dedicado a toda buena obra.
11 Pero no admitas a las viudas más jóvenes porque cuando sus pasiones las apartan de Cristo quieren casarse,
12 estando bajo juicio por haber abandonado su primer compromiso.
13 Y a la vez aprenden a ser ociosas andando de casa en casa. No solo aprenden a ser ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no conviene.
14 Por eso quiero que las más jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa y no den al adversario ninguna ocasión de reproche
15 porque ya algunas se han extraviado en pos de Satanás.
16 Si algún creyente o alguna creyente tiene viudas, cuídelas. No sea carga para la iglesia, a fin de que haya lo suficiente para las que realmente son viudas.
17 Los ancianos que dirigen bien sean tenidos por dignos de doble honor, especialmente los que trabajan arduamente en la palabra y en la enseñanza.
18 Porque la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla. Además: “El obrero es digno de su salario”.
19 No admitas acusación contra un anciano a no ser que haya dos o tres testigos.
20 A los que continúan pecando repréndelos delante de todos para que los otros tengan temor.
21 Requiero solemnemente, delante de Dios y de Cristo Jesús y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicio, no haciendo nada con parcialidad.
22 No impongas las manos a ninguno con ligereza ni participes en pecados ajenos; consérvate puro.
23 De aquí en adelante no tomes agua; usa, más bien, un poco de vino a causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.
24 Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes de comparecer en juicio, pero a otros los alcanzan después.
25 De la misma manera, las buenas obras se hacen patentes de antemano y, aunque sean de otra manera, no es posible mantenerlas ocultas.
DIRECCIONES GENERALES ACERCA DE COMO DEBERIA TIMOTEO TRATAR CON LAS DIFERENTES CLASES DE PERSONAS EN LA IGLESIA.
1. anciano—en años; probablemente no un “anciano” en el ministerio, o presbítero, pues éstos no se mencionan hasta el v. 17, “los ancianos que gobiernan”. Véase Hechos 2:17. “vuestros viejos”, lit., “ancianos”. Contrastado con “los más jóvenes”. Así como se le exhortó a Timoteo a que se portara de tal manera que nadie tuviera motivo para despreciar su juventud (cap. 4:12), así aquí se le dice que tenga en cuenta su juventud y que se conduzca con la modestia que es propia de un joven en sus relaciones con personas mayores. “No reprendas”, lit., “no pegues fuertemente sobre”; No reprendas duramente: palabra diferente de “reprende”, 2 Timoteo 4:2. como a hermanos—y por esto iguales; no como teniendo señorío sobre ellos (1 Pedro 5:1).
2. con toda pureza—El trato respetuoso con el otro sexo promoverá “la pureza”.
3. Honra—poniéndolas en la lista de la iglesia, como dignas de manutención caritativa (vv. 9, 17, 18; Hechos 6:1). Así “honor” se usa por sostenimiento con lo necesario (Mateo 15:4, Mateo 15:6; Hechos 28:10). que en verdad son viudas—(v. 16). Las que están necesitadas; no como las (v. 4) que tengan hijos o parientes responsables por su manutención, ni como las (en v. 6) “que viven en delicias”; sino tales como, por su destitución terrenal en cuanto a amigos, son más propensas a confiar enteramente en Dios, perseverar en oración continua, y cumplir con los deberes religiosos señalados a las viudas de la iglesia (v. 5). El cuidado de las viudas fué transferido desde la economía judia a la cristiana (Deuteronomio 14:29; Deuteronomio 16:11; Deuteronomio 24:17, Deuteronomio 24:19).
4. si alguna viuda tuviere—no “viuda en verdad”, como teniendo hijos que debieran mantenerla. nietos—“descendientes” en general. aprendan primero—es decir, los hijos u otros descendientes responsables, antes que la iglesia sea llamada a sostener a tales viudas. a gobernar su casa piadosamente—mostrar piedad filial a su propia madre o abuela viuda, dándole su sustento. Lit., “… a la propia casa de ellos”. “Piedad” se refiere al cumplimiento reverencial de los deberes filiales, pues la relación paternal o maternal, es la representación terrenal de la relación de Dios, nuestro Padre celestial, con nosotros. “Su propia” (casa) está en oposición a la Iglesia, en relación con la cual la viuda es comparativamente extraña. Ella tiene derechos sobre sus propios hijos, anteriores a su derecho para con la iglesia; que cumplan ellos este derecho anterior que ella tiene para con ellos, sosteniéndola, y no cargando a la iglesia. sus padres—Griego, “progenitores”, es decir, su madre o abuela, como sea el caso. “Que aprendan” da a entender que se habían infiltrado en la iglesia abusos de esta clase, de viudas que reclamaban sostén por parte de la iglesia aunque tenían hijos o nietos capaces de sostenerlas. honesto y agradable—Los manuscritos más viejos omiten “honesto y”. Las palabras fueron probablemente insertadas del cap. 2:3 por algún copiador.
5. en verdad es viuda y solitaria—en contraste con la que tiene hijos o nietos capaces de mantenerla (v. 4). espera en Dios—el tiempo perfecto en griego, “Ha puesto su esperanza y sigue teniendo esperanza en Dios.” Este v. 5 añade otro requisito en la viuda que reclama el mantenimiento de parte de la iglesia, además de ser “solitaria” o falta de hijos que la sostengan. Ella no puede ser una “que vive en delicias” (v. 6), sino una que hace de Dios su esperanza principal (el caso acusativo en griego expresa que Dios es la meta final hacia donde se dirige su esperanza: mientras que, en cap. 4:10, el dativo expresa una esperanza que se apoya en Dios como su sostén actual [Wiesinger].). “Diligente en oración”, otro requisito. Lit., “que permanece en”. Su carencia de hijos y de todo vínculo terrenal la dejaría más libre para dedicar el resto de sus días a Dios y a la iglesia (1 Corintios 7:33). Véase también “Ana viuda”, quien se quedó sin cesar después de la muerte de su esposo, y “no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de dia con ayunos y oraciones” (Lucas 2:36). Una viuda de esta clase, da a entender Pablo, sería el objeto más idóneo de la ayuda de la iglesia (v. 3), porque tal persona está promoviendo la causa de la iglesia de Cristo orando por ella. en suplicaciones y oraciones—Griego, “en las suplicaciones y las oraciones el artículo definido con la fuerza del pronombre posesivo, “de ella”. Suplicaciones bajo el sentido de necesidad. (Notas, cap. 2:1; Filipenses 4:6). noche y día—Otra coinciden cia con Lucas (Lucas 18:7, “claman a él día y noche”); Véase acusaciones de Satanás “día y noche” (Apocalipsis 12:10).
6. la que vive en delicias—lo contrario de tal viuda como se describe en el v. 5, y por lo tanto del todo indigna de la caridad de la iglesia. El griego expresa prodigalidad disoluta y exceso. (Nota, Santiago 5:5). viviendo está muerta—muerta en espíritu mientras que vive en la carne (Mateo 8:22; Efesios 5:14).
7. estas cosas—las que se acaban de mencionar (vv. 5, 6). para que sean sin reprensión—es decir, las viudas sostenidas por la iglesia.
8. Y si—mejor, “Pero si …” Volviéndose al v. 4: “Si alguno (una proposición general; por lo tanto incluyendo a los hijos o nietos de la viuda) no tiene cuidado de los suyos (parientes en general), y mayormente de los de su casa (en particular), la fe negó (prácticamente)”. La fe sin el amor y sus obras está muerta: “porque la sustancia de la fe no es la mera opinión, sino la gracia y la verdad de Dios, a la cual el creyente entrega su espíritu, así como el que ama entrega su corazón”. [Mack]. Si en algún caso es claro el deber del amor, es en la relación de uno con sus propios parientes; faltar en una obligación tan patente es prueba clara de la falta del amor y por lo tanto, falta de fe. “La fe no anula las obligaciones naturales, sino que las fortalece.” [Bengel]. peor que un infiel—porque aun el infiel (o incrédulo) es enseñado por la naturaleza a proveer para sus familiares, y generalmente reconoce el deber; el cristiano que no lo hace, es peor (Mateo 5:46). Este tiene menos disculpa porque tiene mayor luz que el infiel que viola las leyes de la naturaleza.
9. Tradúzcase: “Como viuda (es decir, del orden eclesiástico de viudez; una especie de presbiterio femenino) ninguna sea alistada (griego, “katalogada”) que tenga menos de sesenta años”. Estas no eran diaconisas, quienes eran elegidas más jóvenes (cuarenta años fué la edad fijada en el Concilio de Calcedonia), y que habían sido vírgenes (en época posterior llamadas viudas) como también viudas entre ellas, sino una banda de viudas apartadas, aunque todavía no formal y finalmente, para el servicio de Dios y la iglesia. Señales de semejante clase aparecen en Hechos 9:41. Dorcas fue una de ellas. Así como fué conveniente (Nota, cap. 3:2; Tito 1:6) que el presbítero u obispo no fuese casado sino una vez, así también en el caso de estas viudas. Aquí hay una transición a tema nuevo. La referencia aquí no puede ser, como en el v. 3, a la provisión por parte de la iglesia para el sostén de ellas. Porque la restricción a viudas de más de sesenta años de edad sería entonces inútil y cruel, pues muchas viudas podrían necesitar ayuda a una edad más temprana; como también la regla de que la viuda no tenía que haberse casado dos veces, especialmente desde que él mismo más abajo (v. 14), aconseja a las viudas jóvenes a que se vuelvan a casar; como también que ella habría criado hijos. Además, el v. 10 presupone alguna competencia, por lo menos en tiempos pasados, y de este modo serían excluídas las viudas pobres, la misma clase que necesitaba de la caridad. También el v. 11 ni tendría sentido porque entonces el que ellas se casaran nuevamente sería un beneficio a la iglesia, no un daño, pues aliviaría a la iglesia de la carga de su manutención. Tertuliano, De Velandis Virginibus, c. 9; Hermas, Pastor, B. 1. 2, y Crisóstomo, Homilia 31, mencionan semejante orden de viudez eclesiástica, cada una de ellas no menos de sesenta años de edad, y que se asemejaban a los presbíteros en el respeto otorgado a ellas y en algunos de sus deberes; ellas ministraban con consejos de simpatía a las otras viudas y huérfanos, un ministerio al cual su propio conocimiento experimental de los sentimientos y sufrimientos de los enlutados las capacitaba, y que tenían una superintendencia general de los miembros de su sexo. La edad sin duda era un requisito en los presbíteros, como así consta haber sido en las presbíteras, con miras a su influencia en las personas más jóvenes de su sexo. Estas viudas ancianas oficiales eran sostenidas por la iglesia, mas no eran las únicas viudas así sostenidas (vv. 3, 4). esposa de un solo marido—a fin de no poner un tropiezo en la vía de judíos y paganos que miraban desfavorablemente las segundas nupcias (Nota, cap. 3:2; Tito 1:6). Esta es la fuerza de “irreprensible”, no dando ofensa aun en asuntos indiferentes.
10. en buenas obras—Griego, “En honorables obras”; la esfera o elemento en que el buen testimonio de ella tenía lugar (Tito 2:7). Esto corresponde al cap. 3:7, en cuanto al obispo o presbítero. “Que tenga buen testimonio de los extraños”. si—si, a más de “tener buen testimonio”, ella, etc., si crió hijos—o los de ella (cap. 3:4, 12), o los de otros, que es una de las “buenas obras”; calidad que la capacitaba para un ministerio a los niños huérfanos y a madres de familia. ha ejercitado la hospitalidad—cap. 3:2, “hospedadora”, Tito 1:8; en el caso de los presbíteros. ha lavado los pies de los santos—según el ejemplo del Señor (Juan 13:14); una muestra del espíritu universal de humildad, “por amor sirviendo los unos a los otros”, que movía a los cristianos primitivos. ha socorrido a los afligidos—sea por alivio financiero o por otra forma. seguido toda buena obra—(1 Tesalonicenses 5:15; véase casos en Mateo 25:35).
11. viudas más jóvenes—menos de sesenta años (v. 9). no admitas—“rechaza”; no pongas en la lista de viudas presbíteras. hacerse licenciosas—lit., “excesivamente fuertes” (2 Crónicas 26:16). contra Cristo—rebelándose contra Cristo, su propio Esposo, [Jerónimo]. quieren casarse—su deseo es casarse nuevamente.
12. Condenadas ya—Lit., “Teniendo juicio” de Dios sobre sí (Gálatas 5:10) como carga que pesa encima (véase cap. 3:6). falseado la primera fe—rechazaron la fe—la fidelidad prometida a Cristo y la iglesia. No podría haber dificultad para viudas de sesenta años o más en no volverse a casar (fin del v. 9), con el fin de servir mejor la causa de Cristo como presbíteras: aunque para las viudas en general no había impedimento contra nuevas nupcias (1 Corintios 7:39). Pero esto es completamente distinto de los votos antinaturales de celibato, en la Iglesia de Roma, en el caso de mujeres jóvenes casaderas. Pero las viudas presbíteras, además, se comprometían a permanecer sin casarse de nuevo, no como si la vida célibe fuese más santa que la vida de casada (según la enseñanza de Roma), sino porque los intereses de la causa de Cristo lo hacían deseable (Nota, cap. 3:2). Ellas habían prometido “su primera fe” a Cristo como viudas presbíteras; mas ahora desean transferir “su fe” a un esposo (véase 1 Corintios 7:32, 1 Corintios 7:34).
13. aun también—“al mismo tiempo, además”. se acostumbran—lit., “aprenden”; generalmente en buen sentido. Pero el “aprendizaje” de estas mujeres es la ociosidad, frivolidad, chisme. a andar—Griego, “vagar”. de casa en casa—de los miembros de la iglesia (2 Timoteo 3:6). “Ellas llevan los asuntos de esta casa a aquella casa, y de aquella casa a ésta; cuentan los asuntos de todos a todos”. [Teofilacto] parleras—lit., “habladoras frívolas”. En 3 Juan 1:10, Joel 1:10, traducido, “parlando”. curiosas—ocupadas perversamente; inconsideradamente curiosas (2 Tesalonicenses 3:11). Hechos 19:19, “artes curiosas”, la misma palabra. La curiosidad generalmente nace de la ociosidad, la cual es la madre de la locuacidad. [Calvino]. hablando—no meramente “diciendo”. La materia, lo msimo que la forma, está incluída en la palabra griega. [Alford]. lo que no conviene—(Tito 1:11).
14. las que son jóvenes—más bien debería suplirse una elipsis, “las viudas más jóvenes”, es decir, las viudas jóvenes en general, como distinguidas de las viudas ancianas puestas en la lista como presbíteras (v. 9). El “pues” quiere decir, “viendo que las viudas jóvenes están expuestas a semejantes tentaciones, “Yo deseo”, etc. (vv. 11-13). El precepto aquí de que ellas deberían volverse a casar no es inconsecuente con 1 Corintios 7:40; porque las circunstancias de los dos casos son distintas (véase 1 Corintios 7:26). Aquí se recomienda las segundas nupcias como un antídoto a la pasión sexual, osiocidad y otros males notados, vv. 11-13. Naturalmente, donde no hay tendencia a estos males, nuevas nupcias no serían tan necesarias; Pablo habla de lo que es generalmente deseable, y suponiendo que habría peligro de tales males, como era probable. “El no impone una ley, pero señala un remedio a las viudas más jóvenes”. [Crisóstomo] críen hijos—ganando así uno de los requisitos (v. 10) para ser más tarde viuda presbítera, si así lo decretase la Providencia. gobiernen la casa—el dominio propio de la mujer; no usurpando autoridad sobre el hombre (cap. 2:12). ninguna ocasión den—lit., “punto de partida”: causa de oprobio por la conducta frívola de creyentes nominales. al adversario—del cristianismo, judío o gentil. Filipenses 1:28; Tito 2:8, “El que es de la parte contraria”. No Satanás, el que se presenta en una relación diferente (v. 15). para maldecir—lit., “por causa de reproche” (cap. 3:7; 6:1; Tito 2:5, Tito 2:10). Si la ocasión fuese dada, el adversario la usaría por causa de oprobio. El adversario está ansioso de exagerar las faltas de unos pocos, y echar la culpa sobre toda la iglesia y sus doctrinas. [Bengel].
15. Porque—Porque en el caso de algunas este resultado ya se ha producido: “Algunas (viudas) ya han vuelto atrás en pos de Satanás”, el seductor (no apostatando de la fe en general, sino) por errores tales como son señalados en vv. 11-13, la pasión sexual, ociosidad, etc., y así han dado ocasión de reproche (v. 14). “Satanás todavía halla alguna travesura para las manos ociosas”.
16. Si algún fiel o alguna fiel tiene viudas—de su familia, emparentadas con él de cualquier manera. La mayoría de los manuscritos y versiones antiguas omiten “fiel (masculino) o”, y leen, “Si alguna fiel”. Pero el Texto Recibido parece preferible. Pero si las autoridades de más peso han de prevalecer, el sentido sería: El estaba dirigiéndose a las viudas más jóvenes: Ahora dice: Si alguna viuda joven creyente tiene viudas emparentadas con ella, las cuales necesitan sostén, manténgalas, aliviando así a la iglesia de la carga, vv. 3, 4 (allí eran los hijos y nietos; aquí es la viuda joven, quien, a fin de evitar los males de la ociosidad y lascivia, resultado de la ociosidad, vv. 11, 13; Ezequiel 16:49, ha de ser diligente en buenas obras, como “alivio a los afligidos”, v. 10, así haciéndose idónea para ser más tarde viuda presbítera). no sea gravada—lit., “cargada” con la manutención de ellas. las que de verdad son viudas—realmente necesitadas y desamparadas (vv. 3, 4).
17. La transición aquí de las viudas presbíteras (v. 9) a los presbíteros es natural. gobiernan bien—lit., “presiden bien”, con sabiduría, aptitud y cariñosa fidelidad, sobre el rebaño a ellos encomendado. sean tenidos por dignos de doblada honra—es decir, la honra que se expresa en dádivas (vv. 3, 18) y de otra manera. Si un presbítero como tal, en virtud de su cargo, ya es digno de honra, el que gobierna bien lo es doblemente [Wiesinger] (1 Corintios 9:14; Gálatas 6:6; 1 Tesalonicenses 5:12). No literalmente que un presbítero que gobierna bien debiera recibir un sueldo doble que el que no gobierna bien [Alford], o de una viuda presbítera o de los diáconos. [Crisóstomo]. “Doblada” se usa por grande en general (Apocalipsis 18:6). mayormente los que trabajan en predicar y enseñar—Griego, “trabajan en palabra y en enseñanza”; predicando la palabra y la instrucción, catequística o de otra forma. Esto da a entender que los presbíteros gobernantes eran de dos clases: los que trabajaban en la palabra y enseñanza, y los que no. Presbíteros laicos, llamados así meramente en virtud de su edad, no tienen lugar aquí; porque las dos clases mencionadas aquí son presbíteros gobernantes iguales. Se da a entender la existencia de un colegio de presbíteros en cada congregación grande. Así como en el cap. 3 se habla de sus requisitos, así aquí se trata de los reconocimientos debidos a ellos por sus servicios.
18. la Escritura—(Deuteronomio 25:4; citado antes en 1 Corintios 9:9). al buey que trilla—Griego, “Al buey mientras trilla”, etc. Digno es el obrero de su jornal—Citado aquí de Lucas 10:7, mientras que Mateo 10:10, tiene “su alimento”, Si Pablo extiende la frase, “la Escritura dice” a esta segunda frase como también a la primera, reconocerá así el Evangelio de Lucas, su propio colaborador (de donde aparece la propiedad no calculada de la cita), como Escritura inspirada. Esta me parece la opinión correcta. El Evangelio según Lucas estaba en circulación hacía entonces ocho o nueve años. Sin embargo, es posible que “la Escritura dice” se refiera sólo al pasaje citado de Deuteronomio 25:4; entonces su cita será la de un proverbio común, citado también por el Señor, el cual se recomienda a la aprobación de todos, y es aprobado por el Señor y su apóstol.
19. Contra el anciano—presbítero de la iglesia. no recibas acusación—“no admitas”, o “no des curso a”. [Alford]. sino con dos o tres testigos—Una convicción judicial no se permitía en Deuteronomio 17:6; Deuteronomio 19:15, sino bajo el testimonio de dos o tres testigos por lo menos (véase Mateo 18:16; Juan 8:17; 2 Corintios 13:1; 1 Juan 5:6). Pero el admitir una acusacion por Timoteo contra alguien es asunto diferente, donde el objeto no era castigar judicialmente sino amonestar; aquí él podría admitirla sin necesidad de dos o tres testigos; pero no en el caso de un anciano o presbítero, puesto que cuanto más celoso fuese un presbítero en convencer a los contrarios (Tito 1:9), tanto más expuesto estaría a las acusaciones molestas y falsas. ¡Cuán importante era pues, que Timoteo, sin testimonio firme, no admitiera acusación contra los presbíteros, quienes, para ser eficientes, deberían ser “irreprensibles” (cap. 3:2; Tito 1:6). Los versiculos 21, 24 dan a entender que Timoteo tenía la facultad de juzgar en la iglesia. Sin duda, no condenaria a nadie sino por el testimonio de dos o tres testigos, pero en casos ordinarios los citaría, así como permitia la ley de Moisés, aunque hubiese un solo testigo. Pero en el caso de presbíteros, exigiría dos o tres testigos antes de citar a los acusados; porque su carácter por inocencia es superior, y están expuestos a la envidia y calumnia más que otros. [Bengel]. “No recibas” no incluye, como cree Alford, tanto la citación como la convicción, sino sólo quiere decir la citación.
20. A los que pecaren—sean presbíteros, sean laicos. repréndelos delante de todos—públicamente delante de la iglesia (Mateo 18:15; 1 Corintios 5:9; Efesios 5:11). Mientras esta “reprensión” no fuese desatendida, el ofensor no había de ser excomulgado. otros también teman—que otros miembros de la iglesia tengan un temor saludable de ofender (Deuteronomio 13:11; Hechos 5:11).
21. Te requiero—más bien como el griego, “Te conjuro”; así debería traducirse 2 Timoteo 4:1. delante de—“en la presencia de Dios”. Señor—Omitido en los manuscritos más antiguos. Dios el Padre y Cristo el Hijo testificarán contra ti si desatiendes mi mandamiento. Vívidamente pone delante de Timoteo el último juicio, en el cual Dios será revelado y Cristo visto cara a cara con sus ángeles. [Bengel]. ángeles escogidos—epíteto de reverencia. Objetos del amor divino que elige (1 Pedro 2:6). No sólo “escogidos” (según el propósito eterno de Dios) por oposición a los ángeles reprobados (2 Pedro 2:4), sino también para señalar la excelencia de los ángeles en general (como los escogidos ministros de Dios, “santos ángeles”, “ángeles de luz”), y así dar más solemnidad a su testimonio [Calvino] como testigos de la adjuración de Pablo. Los ángeles toman parte por acción y simpatía en los asuntos de la tierra (Lucas 15:10; 1 Corintios 4:9). estas cosas—los mandatos, vv. 19, 20. sin perjuicio de nadie—más bien, “sin prejuicio”; “juicio antes” de oír todos los hechos del caso. Debe haber juicio, mas no prejuicio. Véase “de ligero”, v. 22; también v. 24. inclinándote a la una parte—mostrando parcialidad, a favor de un hombre, así como “prejuicio” es inclinación contra un hombre. Algunos de los manuscritos más antiguos leen, “citando (a hermanos) ante juez (pagano)”. Pero la Vulgata y otras autoridades buenas favorecen la lección más probable de nuestro texto.
22. No impongas … manos—es decir, para la ordenación (cap. 4:14; 2 Timoteo 1:6; Tito 1:5). La conexión de este versículo es con el v. 19. La manera de evitar que ocurran escándalos en el caso de los presbíteros es, ser vigilante en cuanto al carácter del candidato antes de ordenarlo; esto conviene en el caso de otros oficiales eclesiásticos que se ordenan, tanto como en el de los presbíteros. Así que, esta cláusula se refiere al v. 19, como la siguiente, “ni comuniques en pecados ajenos”, se refiere al v. 20. Ellicott, Wiesinger, etc., lo entienden de volver a recibir en la iglesia, o la absolución, por la imposición de manos a los que habían sido “reprendidos” (v. 20), y después excomulgados (Mateo 18:17); el v. 20 favorece esto. Pero así como en cap. 4:14, y Hechos 6:6, Hechos 13:3; 2 Timoteo 1:6, la imposición de manos se usa de la ordenación (véase en cuanto a la confirmación, Hechos 8:17), parece mejor entenderlo así aquí. de ligero—apresuradamente; vv. 24, 25, enseñan que es prudente esperar un tiempo. ni comuniques en pecados ajenos—por negligencia en ordenar candidatos impíos y llegando así a ser en alguna medida responsable por sus pecados. De otra manera, hay aquí la misma transición de los presbíteros a todos en general que pueden pecar, como en los vv. 19, 20. De modo que, no participes en los pecados de otros hombres por no “reprender los que pecan, delante de todos”, como también a los que son candidatos al presbiterio, como también todos los que pecan”. consérvate en limpieza—“A ti mismo”, enfático. “Consérvate a TI MISMO” limpio de participación en pecados ajenos por no dejar de reprender los que pecan (v. 20). Así la transición al v. 23 es fácil, el que concierne a Timoteo personalmente; véase también el v. 24.
23. de aquí adelante—como costumbre, Este consejo de beber vino de vez en cuando es una modificación de “consérvate limpio”. A los presbíteros y diáconos se les mandó “no ser dados al vino” (cap. 3:3, 8). Parece que Timoteo tenía una tendencia a un indebido rigor ascético sobre este punto (véase Nota, cap. 4:8; véase el voto nazareo, Números 6:1; Juan el Bautista, Lucas 1:15; Romanos 14). Pablo, pues, modifica las palabras anteriores, “consérvate limpio”, diciendo virtualmente, “No que yo quiera imponerte aquella clase de “limpieza” que consiste en ascetismo; no seas más bebedor de agua”, es decir, no bebas más agua sola, mas usa un poco de vino (mezclado con el agua, tal vez, como es costumbre en muchos países), tanto cuanto haga falta para tu salud. Así Ellicott y Wiesinger. Alford opina: Timoteo era de una constitución débil (Nota, 1 Corintios 16:10), e inclinado a la timidez en sus deberes como superintendente, donde hacía falta una acción vigorosa; por esto Pablo le exhorta a usar todos los medios lícitos para elevar su condición corporal por encima de estas debilidades físicas. En esto Dios manda a los creyentes a que usen todos los medios debidos para conservar la salud, y condena por anticipación las tradiciones humanas que han negado el uso del vino a los fieles.
24. Se especifican dos clases de pecados: aquellos palpablemente manifiestos (así el griego por “abiertos de antemano” debe traducirse; así Hebreos 7:14 se traduce “notorio”; lit., “ante” los ojos), explicado además como “yendo a juicio anticipadamente”; y los pecados que siguen tras los hombres; nuestra versión “a otros les vienen después”; es decir, no yendo delante, acusándolos fuertemente, sino escondidos hasta que lleguen al juicio; así en el v. 25 “las buenas obras” son de dos clases: las palpablemente manifiestas (tradúzcase así, en vez de “antes son manifiestas”) y “aquellas que son de otra manera”, es decir, no manifiestas palpablemente. Pero de ambas clases igualmente “no pueden esconderse”. La primera clase de las malas y de las buenas ya son manifiestas; la segunda clase en ambos casos no son manifiestas ahora, pero lo serán en el juicio final. antes que vengan ellos a juicio—como heraldos; pecados atroces que acusan a su perpetrador. La conexión parece ésta: En el v. 20 Pablo había mandado a Timoteo: “A los que pecan, repréndelos delante de todos”; y en el v. 22: “Ni participes en los pecados de otros”, ordenando a hombres impíos; entonces en la cláusula, “consérvate en limpieza”, por una digresión, habiendo hecho una salvaguardia contra un error ascético de Timoteo en suponer que la pureza consistiera en el ascetismo, y habiéndole exhortado a que usase vino para fortalecerse para la obra, vuelve al tema de que Timoteo fuese enérgico como superintendente en reprender el pecado, sea en los presbíteros, sea en el pueblo y evitar participación en los pecados de otros por la ordenación de candidatos impíos. Dice, pues, que hay dos clases de pecados, como hay también dos clases de buenas obras; los palpablemente manifiestos, y los que no lo son. Los primeros son aquéllos en los cuales deberás obrar decididamente de una vez, sea para reprender en general, sea para ordenar ministros en particular. En cuanto a los pecados de la segunda clase, sólo el juicio final puede decidir; por más escondidos que estén ahora, “no pueden esconderse” entonces. Esto sólo podría decirse del juicio final (1 Corintios 4:5; por lo tanto está equivocado Alford en referir este versículo al juicio de Timoteo en escoger presbíteros); todo juicio antes de entonces será falible. De esta manera da a entender que Timoteo será responsable sólo si tolera pecados manifiestos o evidentes; no que aquellos que “son de otra manera” escapen el juicio al fin: pues exactamente como en el caso de las buenas obras, él sólo puede ser responsable por tomar en cuenta en sus juicios aquellos que son evidentes a todos, no las buenas obras secretas que no quedarán escondidas en el juicio final.