2 Crónicas 25:1-28
1 Amasías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre era Joadán, de Jerusalén.
2 Él hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR, aunque no con un corazón íntegro.
3 Sucedió que cuando el reino se consolidó con él, mató a sus servidores que habían herido de muerte al rey, su padre.
4 Pero no dio muerte a los hijos de ellos, conforme a lo que está escrito en la Ley, en el libro de Moisés, donde el SEÑOR mandó diciendo: Los padres no morirán por culpa de los hijos, ni los hijos morirán por culpa de los padres; sino que cada cual morirá por su propio pecado.
5 Después Amasías reunió a los de Judá y los organizó por todo Judá y Benjamín, de acuerdo con sus casas paternas, bajo jefes de millares y de centenas. Luego contó a los de veinte años para arriba y halló que eran trescientos mil escogidos para ir a la guerra, los cuales portaban lanza y escudo.
6 Además, tomó a sueldo a cien mil hombres valientes de Israel, por tres mil trescientos kilos de plata.
7 Entonces un hombre de Dios fue a él y dijo: — Oh rey, que no vaya contigo el ejército de Israel; porque el SEÑOR no está con Israel ni con ninguno de los hijos de Efraín.
8 Aunque tú fueras y te esforzaras en la batalla, Dios te haría fracasar delante del enemigo. Porque en Dios hay poder para ayudar o para hacer fracasar.
9 Amasías preguntó al hombre de Dios: — ¿Qué será, pues, de los tres mil trescientos kilos de plata que he dado al ejército de Israel? El hombre de Dios respondió: — El SEÑOR puede darte mucho más que eso.
10 Entonces Amasías apartó las tropas que habían venido a él de Efraín, para que se fueran a sus casas. Ellos se enojaron muchísimo contra Judá y se volvieron a sus casas enfurecidos.
11 Pero Amasías se esforzó y guió a su pueblo; fue al valle de la Sal y mató a diez mil de los hijos de Seír.
12 Los hijos de Judá tomaron vivos a otros diez mil, que llevaron a la cumbre de un peñasco y de allí los despeñaron, y todos se hicieron pedazos.
13 Pero las tropas que Amasías había despedido para que no fueran con él a la batalla, saquearon las ciudades de Judá desde Samaria hasta Bet-jorón, mataron a tres mil de ellos y se llevaron mucho botín.
14 Pero sucedió que después que Amasías vino de la matanza de los edomitas, trajo consigo los dioses de los hijos de Seír y los puso como dioses para sí, y se inclinó ante ellos y les quemó incienso.
15 Entonces el furor del SEÑOR se encendió contra Amasías, y le envió un profeta que le dijo: — ¿Por qué has acudido a los dioses de ese pueblo, que no pudieron librar a su pueblo de tu mano?
16 Y sucedió que cuando el profeta le habló estas cosas, él le respondió: — ¿Te hemos puesto a ti por consejero del rey? ¡Cállate! ¿Por qué te han de matar? Entonces el profeta concluyó diciendo: — Yo sé que Dios ha decidido destruirte, porque has hecho esto y no has escuchado mi consejo.
17 Después de haber tomado consejo Amasías, rey de Judá, mandó a decir a Joás hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel: “¡Ven, y enfrentémonos!”.
18 Y Joás, rey de Israel, mandó a decir a Amasías, rey de Judá: “El cardo que está en el Líbano mandó a decir al cedro que está en el Líbano: ‘Da tu hija a mi hijo por mujer’. Entonces pasó una fiera salvaje del Líbano y pisoteó el cardo.
19 Tú dices: ‘He aquí, he derrotado a Edom’, y tu corazón se ha envanecido, y te glorías. Ahora pues, quédate en tu casa. ¿Por qué provocas un mal, en que puedas caer tú y Judá contigo?”.
20 Pero Amasías no quiso escuchar, porque esto estaba determinado por Dios, quien los quería entregar en mano de sus enemigos, porque habían acudido a los dioses de Edom.
21 Entonces Joás, rey de Israel, subió; y se enfrentaron él y Amasías, rey de Judá, en Bet-semes, que pertenece a Judá.
22 Los de Judá fueron derrotados ante Israel y huyeron, cada uno a su morada.
23 Entonces Joás, rey de Israel, prendió en Bet-semes a Amasías, rey de Judá e hijo de Joás, hijo de Ocozías; y lo llevó a Jerusalén. Y abrió una brecha en el muro de Jerusalén, desde la puerta de Efraín hasta la puerta de la Esquina, ciento ochenta metros.
24 Luego tomó todo el oro, la plata y todos los utensilios que se hallaban en la casa de Dios con Obed-edom, y los tesoros de la casa del rey. También tomó rehenes y regresó a Samaria.
25 Amasías hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel.
26 Los demás hechos de Amasías, los primeros y los últimos, ¿no están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel?
27 Desde el tiempo en que Amasías se apartó del SEÑOR, hicieron una conspiración contra él en Jerusalén. Él huyó a Laquis, pero enviaron gente tras él a Laquis, y lo mataron allí.
28 Después lo llevaron sobre caballos y lo sepultaron con sus padres, en la Ciudad de David.
AMASIAS EMPIEZA A REINAR BIEN.
1. De veinte y cinco años era Amasías, etc. (Véase 2 Reyes 4:1).
5-10. CONTRATA UN EJERCITO DE ISRAELITAS CONTRA EDOM.
5. Amasías … púsoles tribunos y centuriones, etc.—Como todos los capaces de llevar armas estaban obligados a dar servicio, fué muy natural, el hacer las listas de conscriptos, el clasificarlos según sus respectivas familias y nombrarles oficiales de la misma filiación; de modo que todos los soldados que formaban un regimiento, eran hermanos, parientes y amigos. Así las tropas hebreas estaban estrechamente enlazadas, y tenían buenos motivos para estar firmes en sus filas. fueron hallados en ellos trescientos mil escogidos—Esta era sólo la cuarta parte del ejército de Josafat (cap. 17:14-19) mostrándose cuán tristemente el reino de Judá, en el espacio de ochenta y dos años, había sido reducido en su población por guerras extranjeras, no menos que por corrupción interna. Pero puede ser que el número completo de las tropas de Amasías no esté indicado aquí.
6. de Israel tomó a sueldo cien mil hombres valientes, por cien talentos de plata—Esta suma fué pagada al real fisco de Joacaz, no daba como premio a los mercenarios mismos, quienes estaban obligados a servir a la orden de su rey; la remuneración de ellos había de consistir en el botín que conseguirían. La suma llegaría a unas 50.000 libras, resultando como diez chelines por hombre, inclusive oficiales, suma miserable en comparación con el bono que se da a los soldados en este país. Pero hay que recordarse que en tiempos antiguos las campañas eran cortas, y los peligros del servicio comparativamente pequeños.
7, 8. Mas un varón de Dios vino a él—enviado a disuadir a Amasías del curso que estaba siguiendo, sobre el principio de que “Jehová no es con Israel”. Este dicho fué perfectamente inteligible al rey. Pero el historiador, escribiendo mucho después, creyó que podría necesitar aclaración, y añadió, pues, el comentario, “con todos los hijos de Efraim.” La idolatría había sido desde hacía mucho tiempo, la religión prevaleciente de aquel reino, y Efraím era su centro principal de adoración.
10. apartó el escuadrón de la gente que había venido a él de Ephraim … se enojaron grandemente contra Judá—Amasías, que conocía su posición como virrey de Jehová, obedeció el consejo del profeta, y consintiendo en perder el precio del contrato de los soldados israelitas, los despachó. Exasperados por este trato, ellos resolvieron reponer la pérdida de su esperado botin, y de regreso a sus hogares saquearon todas las ciudades en su camino, cometiendo gran daño tanto de vida como de propiedad, sin estorbo alguno, pues el rey de Judá y su ejército habían salido en su expedición (2 Reyes 14:7).
11. valle de la Sal—Esta quebrada está al sur del Mar Muerto. Las armas de Amasías, en recompensa pro su obediencia a la voluntad divina, fueron coronadas de victoria; diez mil idumeos fueron muertos en la batalla, y un numero igual tomados prisioneros, quienes fueron muertos por precipitación desde “la cumbre del peñasco”. Esta roca puede haber estado situada cerca del campo de batalla, pero lo más probable es que formar uno de los altos peñascos escabrosos de Sela (Petra), capital de los idumeos, a donde Amasías marchó dierectamente desde el valle de la Sal, y la cual tomó (2 Reyes 14:7). La crueldad salvaje usada con ellos fué en desagravio por barbaridades similares infligidas sobre los hebreos, o para meter terror en pueblo tan rebelde, para el porvenir. Este modo de ejecución, de estrellar contra piedras (Salmo 137:9). fué común entre muchas naciones antiguas.
14-16. Amasías … trajo consigo los dioses de los hijos de Seir—Los idumeos adoraban al sol bajo formas y ritos diferentes. Pero la quema de incienso en altares era un acto principal de culto y esto fué exactamente la misma cosa que se dice que Amasías estaba haciendo con extraña pasión. Si él había sido cautivado por la hermosura de las imágenes, o si esperaba, por honrar estos dioses, quitar el enojo que tenían contra él por su conquista y duro trato a sus adeptos, su conducta en establecer estos objetos de homenaje religioso en Jerusalem, fué tonta, ignorante y altamente ofensiva a Dios, quien comisionó a un profeta para que lo reprendiera por su apostasía, y lo amenazase con la calamidad que poco después le aconteció.
16. Hablándole … estas cosas, etc—Los que estaban investidos del carácter profético, tenían derecho de aconsejar a los reyes, y si Amasías no se hubiese ofendido por esta ingrata verdad, habría admitido el reclamo de este profeta, quien probablemente era el mismo que le había dado consejo antes de la guerra con Edom. Pero la victoria lo había exaltado y cegado.
17. PROVOCA A JOAS PARA SU PROPIA DERROTA.
17. Amasías … envió a decir a Joas … Ven, y veámonos cara a cara—(véase 2 Reyes 14:8).