2 Pedro 1:1-21
1 Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han alcanzado una fe igualmente preciosa como la nuestra por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo:
2 Gracia a ustedes y paz les sea multiplicada en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.
3 Su divino poder nos ha concedido todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad por medio del conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia.
4 Mediante ellas nos han sido dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas ustedes sean hechos participantes de la naturaleza divina después de haber huido de la corrupción que hay en el mundo debido a las bajas pasiones.
5 Y por esto mismo, poniendo todo empeño, añadan a su fe, virtud; a la virtud, conocimiento;
6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, perseverancia, a la perseverancia, devoción;
7 a la devoción, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
8 Porque cuando estas cosas están en ustedes y abundan, no los dejarán estar ociosos ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
9 Pues el que no tiene estas cosas es ciego y tiene la vista corta, habiendo olvidado la purificación de sus pecados pasados.
10 Por eso, hermanos, procuren aun con mayor empeño hacer firme su llamamiento y elección, porque haciendo estas cosas no tropezarán jamás.
11 Pues de esta manera les será otorgada amplia entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
12 Por eso, siempre les traeré estas cosas a la memoria, aunque ustedes las saben y están afirmados en la verdad que está presente en ustedes.
13 Pero considero justo estimularles la memoria entre tanto que estoy en esta mi morada temporal.
14 Pues como sé que dentro de poco tengo que dejar mi frágil morada, como me lo ha declarado nuestro Señor Jesucristo,
15 también procuraré con empeño que, después de mi partida, ustedes puedan tener memoria de estas cosas en todo momento.
16 Porque les hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo no siguiendo fábulas artificiosas, sino porque fuimos testigos oculares de su majestad.
17 Porque al recibir de parte de Dios Padre honra y gloria, desde la grandiosa gloria le fue dirigida una voz: “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia”.
18 Y nosotros oímos esta voz dirigida desde el cielo cuando estábamos con él en el monte santo.
19 También tenemos la palabra profética que es aun más firme. Ustedes hacen bien en estar atentos a ella como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que aclare el día y el lucero de la mañana se levante en su corazón.
20 Y hay que tener muy en cuenta, antes que nada, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
21 porque jamás fue traída la profecía por voluntad humana; al contrario, los hombres hablaron de parte de Dios siendo inspirados por el Espíritu Santo.
CAPITULO 1
CABECERAS: EXHORTACIONES A TODAS LAS GRACIAS. SEGUN DIOS NOS HA DADO, EN EL CONOCIMIENTO DE CRISTO, TODO LO PERTENECIENTE A LA VIDA: CONFIRMADO POR EL TESTIMONIO DE LOS APOSTOLES, Y TAMBIEN POR LOS PROFETAS, DEL PODER Y DE LA VENIDA DE CRISTO.
1. Simón—la forma griega: en manuscritos más antiguos “Simeón” (hebreo, “oído”), como en Hechos 15:14. Su mención del nombre original concuerda con el propósito de esta Segunda Epístola, que es para advertirles acerca de los futuros doctores falsos, y exponer el verdadero “conocimiento” de Cristo basado en el testimonio de los primeros testigos oculares apostólicos como él. Esto no fue necesario en la Primera. siervo—“esclavo”, como Pablo en Romanos 1:1. a los que—escribe a mayor numero de lectores (a todos los creyentes) que en la otra Epístola; pero piensa incluir especialmente a los mismos de la Primera, como indica el 3:1. habéis alcanzado—por la gracia. Así también la recepción del apostolado, lit., por sorteo: así el griego en Lucas 1:9, y Juan 19:24. No adquirieron la fe de por sí; la elección divina es tan independiente del dominio del hombre, como lo es la suerte que se echa. igualmente preciosa—a todos: a todos los que creen, aunque no han visto a Cristo, les es tan preciosa como a Pedro y los demás que lo vieron. Porque la fe echa mano de las mismas “promesas grandísimas y preciosas”, y de la misma “justicia de Dios nuestro Salvador”. “La común salvación … la fe una vez entregada a los santos” (Judas 1:3). con nosotros—apóstoles y testigos oculares (Juan 1:18). Aunque invoca su apostolado para dar fuerza a su exhortación, con verdadera humildad se pone, respecto a “la fe”, en el mismo nivel con todos los demás creyentes. El grado de la fe varía en las diferentes personas; pero con respecto a sus objetivos, la justificación presente, la santificación, y la futura glorificación, es común así a todos. Cristo para todos “es hecho por Dios sabiduría, y justificación, y santificación, y redención”. en la justicia—“del que es (a la vez) nuestro Dios y (nuestro) Salvador”, sentido que requiere un artículo con los dos sustantivos. Pedro, confirmando el testimonio de Pablo a las mismas iglesias, adopta la fraseología inspirada de Pablo. El plan evangélico expone la justicia de Dios en la luz más brillante. La fe tiene su esfera en ella como su propio elemento: Dios es en la redención, “justo”, y al mismo tiempo “Salvador”; véase Isaías 45:21, “Dios justo y Salvador”.
2. Gracia y paz—(1 Pedro 1:1.) conocimiento—Según el griego, “pleno conocimiento”: la esfera única “en” que la gracia y la paz pueden ser multiplicadas. de Dios, y de nuestro Señor Jesús—“Dios” aquí es el Padre; en el 1:1 es el Hijo: indicando cuán enteramente uno son el Padre y el Hijo (Juan 14:7). La Vulgata omite “de Dios y”; pero los manuscritos más antiguos confirman estas palabras. Con todo, la finalidad principal de la exhortación de Pedro es “el conocimiento de Jesús nuestro Señor” (una frase hallada sólo en Romanos 4:24) y sólo en sentido secundario, el del Padre por medio de él (Romanos 1:8; Romanos 2:20; Romanos 3:18).
3. Como …—Puesto que. [Alford.] “Como él nos ha dado todas las cosas (necesarias) para la vida y la piedad, así poned vosotros toda diligencia …” El aceite y la llama son dados completamente de la gracia de Dios, y los creyentes son “participantes” de los mismos: les toca pues de aquí en adelante tener “despabiladas sus lámparas” (véase vv. 3, 4, con el 5). vida … piedad—La vida espiritual debe existir primero, antes que pueda haber piedad verdadera. El conocimiento de Dios es experimentalmente el primer paso hacia la vida (Juan 17:3). El hijito debe tener primero el aliento vital, para luego poder clamar al padre y caminar en sus caminos. No es por la piedad que alcancemos la vida, sino por la vida, la piedad. La vida se puede parangonar con la corrupción; la piedad con la concupiscencia (v. 4). nos ha llamado—“vocación” (v. 10, con 1 Pedro 2:9); por su (propia) gloria …—así consta en la Vulgata y los manuscritos más antiguos; no “para su gloria”, sino “por medio de su propia gloria y virtud peculiares”; siendo la explicación de “su divina potencia”; la gloria y la excelencia moral (los mismos atributos dados a Dios en 1 Pedro 2:9 : “alabanzas”, lit., virtudes) caracterizan la “potencia” de Dios. “Virtud” (Griego, aretι), vocablo típico de la ética pagana, se halla sólo una vez en Pablo (Filipenses 4:8), y en Pedro en un sentido distinto de su uso clásico; es (en el sentido pagano) un término demasiado bajo y terrenal para expresar los dones del Espíritu. [Trench, Synonyms.]
4. Por las cuales—gloria y virtud suyas: su gloria que hace que sean grandísimas sus “promesas”; su virtud, que las hace “preciosas”. [Bengel]. Las promesas preciosas son el objeto de la preciosa fe. dadas—Las promesas mismas son una dádiva: pues las promesas de Dios son tan seguras como si estuviesen ya cumplidas. por ellas—las promesas. Son el objeto de la fe, y tienen en el creyente aun ahora, un efecto santificador, que lo asimila a Dios. Lo tendrá aun más, cuando ellas sean realizadas. fueseis hechos—Griego, “Para que lleguéis a ser participantes de la naturaleza divina”, aun ahora en parte; después perfectamente; 1 Juan 3:2, Joel 3:2, “Seremos como él”. naturaleza divina—no la esencia de Dios, sino su santidad, inclusive su “gloria” y “virtud”,1 Juan 1:3, Joel 1:3; lo opuesto a “corrupción”, y “concupiscencia”. La santificación es el impartimiento de Dios mismo a nosotros por el Espíritu Santo en el alma. Nosotros por la fe participamos también de la naturaleza de Jesús (Efesios 5:30). La “divina potencia” nos hace participantes de “la naturaleza divina”. habiendo huído de la corrupción—la que envuelve en sí y por sí la destrucción al fin del alma y del cuerpo; sobre “huído” (escapado) como de la celda de condenado, véase 2:18-20; Génesis 19:17; Colosenses 1:13. por—Griego, “en”. “La corrupción en el mundo” tiene su sede, no tanto en los elementos circunstantes, como en los “deseos”, la concupiscencia del corazón humano.
5. poniendo—lit., introduciendo, lado a lado, con la dádiva de Dios, de vuestra parte “diligencia”. Véase un ejemplo, v. 10; Colosenses 3:14; 2 Corintios 7:11. toda—toda posible. por esto mismo—por la misma razón, a saber, “viendo que su divina potencia nos ha dado todo lo que pertenece a la vida y a la piedad” (v. 3). mostrad—lit., “ministrad adicionalmente”, o abundantemente (2 Corintios 9:10); dicho propiamente de uno que surtía todo el equipo de un coro. Así conformemente, “os será abundantemente administrada la entrada en el reino eterno …” (v. 11). en vuestra fe—En la posesión de vuestra fe administrad la piedad. Su fe (correspondiente a “conocimiento de él”, v. 3) se presupone como el don de Dios (v. 3; Efesios 2:8), y no debe ser administrada por nosotros. Cada gracia asumida viene a constituirse en escalones hacia la gracia sucesiva; y ésta a su vez habilita y perfecciona la anterior. La fe lleva la vanguardia; el amor guía la retaguardia [Bengel]. Los frutos especificados de la fe son siete, el número perfecto. virtud—la excelencia moral; energía varonil, estrenua, que corresponde a la virtud (excelencia enérgica) de Dios. y en la virtud—“y en (el ejercicio de) la virtud, ciencia” (conocimiento), eso es, la discriminación práctica del bien y el mal: la inteligente apreciación de la voluntad de Dios en cada detalle de la práctica.
6. Según el griego, “Y en vuestro conocimiento, la templanza”. En el ejercicio del conocimiento, o discernimiento de la voluntad de Dios, haya también el fruto práctico de la templanza, el dominio de los deseos y pasiones. La incontinencia debilita la mente; la continencia, o templanza, quita la debilidad e smparte fuerza. [Bengel.] paciencia—“En vuestro dominio propio poned la paciencia, el aguante paciente”, en medio de los padecimientos que tanto comentó en la Primera Epístola. “Y en vuestra paciencia, el temor de Dios”, la piedad; no debe ser el mero aguante estoico, sino el que está unido a (y que mana de) la confianza en Dios. [Alford.]
7. “Y en vuestra piedad, el amor fraternal”, “benignidad hermanable”; sin permitir que vuestra piedad se vuelva torpeza, o sea, un mórbido hábito solitario de la vida, sino benigna, generosa, y cortés. [Alford.] Vuestro afecto natural y benignidad hermanable han de ser santificados por la piedad o fervor religioso. “Y en vuestra benignidad hermanable, el amor”, eso es, a todos los hombres, hasta a los enemigos, en pensamiento, palabra y práctica. Véase 1 Tesalonicenses 3:12, “el amor entre vosotros (benignidad hermanable), y para con todos” (la caridad). Así la caridad completa el coro de las gracias en Colosenses 3:14. En el orden reverso, el que tiene amor, ejercerá la benignidad fraternal; el que ésta tiene sentirá la necesidad de la piedad; el piadoso no adulterará su paciencia con el estoicismo; al paciente, la templanza es fácil; el templado pasa las cosas, y así adquiere conocimiento; el conocimiento vigila porque el impulso repentino no le quite la virtud [Bengel.]
8. Porque si … hay—“Si las hay en vosotros”, como es de suponer. y abundan—más que en otros; así dice el griego. no os dejarán—“no os constituirán”, habitualmente, por la misma posesión de las gracias: ociosos—como un campo sin aras, sin cultivar (griego), como el estéril y sin valor. ni estériles—“en (respecto al) el pleno conocimiento (griego) de Cristo”; éste es la meta de todas estas gracias. Su subsistencia en nosotros no nos deja ser ociosos, y si abundan en nosotros no nos dejan ser estériles, infructuosos. Es con hacer la voluntad de Dios, creciendo en su semejanza, como crecemos también en el conocimiento de él (Juan 7:17).
9. Mas—Griego, “porque”, en confirmación de la necesidad de estas gracias (vv. 5-8), por las fatales consecuencias de la falta de ellas. ciego—tocante a las realidades espirituales del mundo invisible. vista … corta—lo que explica su ceguera. Cierra los ojos (griego) como incapaz de ver los objetos distantes (eso es, las cosas celestiales), y fija la mirada en cosas presentes y terrenas, que solamente le son visibles. Acaso se expresa un grado de terquedad en el griego “cerrar los ojos’, que constituye la culpabilidad de la ceguera. olvidado—“se ha contraído el olvido” terco y culpable. la purificación—el sentido de que los pecados de uno han sido una vez para siempre perdonados, que es el estímulo más fuerte hacia todas las gracias (Salmo 130:4). Esta purificación efectuada una vez por todas, de los pecadores en un nuevo nacimiento la enseña el Señor simbólicamente (Juan 13:10, griego), “El que se ha bañado (una vez por todas) no necesita sino lavarse los pies (del polvo que se le pega en el caminar diario), sino que es del todo limpio (en Cristo nuestra Justicia)”. “Una vez purificados (en la sangre de Cristo), no debemos tener más conciencia del pecado” (como que nos condenara, Hebreos 10:2), a causa de las promesas de Dios.
10. Por la cual—En vista de las benditas consecuencias de tener estas gracias, y de los funestos efectos de no tenerlas. hermanos—señalando que es el afecto para con ellos, lo que lo constriñe a instarlos con tanto fervor. En ninguna otra parte les habla con tanto cariño, lo que hace tanto más enfático aquí el llamamiento que les hace. procurad—El aoristo denota un único efecto vitalicio. [Alford.] hacer—La voz media del griego; en todo cuanto depende de vosotros; hacer cuanto os toca. “El hacer” absoluta y finalmente es la parte de Dios, y se emplearía el verbo en voz activa. firme vuestra vocación y elección—con “poner en la fe virtud, y en vuestra virtud conocimiento”, etc. Dios debe obrar todas estes gracias en nosotros, pero no de modo que nosotros fuéramos meras máquinas, sino instrumentos voluntarios en las manos de él, para “hacer firme”, o segura su elección de nosotros. Se habla de esta “aseguración” de nuestra “elección”, no con respecto a Dios, cuyos consejos son firmes y eternos, sino con respecto de nuestra parte. De la parte de Dios no hay incertidumbre, pero de la nuestra, la única seguridad es nuestra fe en su promesa y los frutos del Espíritu (vv. 5-7, 11). Pedro pospone elección a vocación, porque la vocación es el efecto y la prueba de la elección de Dios, que precede y es la cosa más importante (Romanos 8:28, Romanos 8:30, Romanos 8:33, donde los “elegidos” son los “preordinados” de Dios y la elección es su “propósito”, según el cual los “llamó”). Nosotros conocemos su llamamiento antes que su elección, y por eso se antepone llamamiento, o vocación. no caeréis—Griego, “tropezar”, para finalmente caer (Romanos 11:11). La metáfora es de uno que tropieza en la carrera (1 Corintios 9:24).
11. administrada la entrada—el mismo verbo como en el v. 5, “Administrad en vuestra fe virtud”, etc., porque así os será administrada más abundantemente la entrada a aquel cielo donde estas gracias brillan con más fulgor. La recompensa de la gracia más allá corresponderá a la obra de la gracia acá. abundantemente—Griego, “ricamente”. Corresponde a “abundan” del v. 8. Si estas gracias abundan en vosotros, tendréis vuestra entrada en el reino, no meramente “a duras penas” (como dijo en 1 Pedro 4:18), ni “así como por fuego”, como quien escapa con la vida cuando ha perdido todos sus bienes en el incendio, sino en triunfo, sin “tropiezos ni caídas”.
12. Por esto—por cuanto estas gracias son necesarias para vuestra abundante entrada al reino de Cristo (vv. 10, 11). no dejaré—Los manuscritos más antiguos dicen, “He de estar siempre recordándoos (futuro acumulado: os tendré por necesitados siempre que se os recuerde): véase, “Yo procuraré” (v. 15). “De seguro os haré acordar siempre”. [Alford.] “Siempre” indica la razón por qué escribe la segunda Epístola tan pronto después de la primera. Cree probable que ha de haber cada vez más necesidad de amonestación, a causa de la creciente corrupción (vv. 1, 2). en la verdad presente—la verdad evangélica presente con vosotros: anteriormente prometida a los creyentes del Antiguo Testamento como a punto de llegar, ahora en el Nuevo Testamento, efectivamente presente con los creyentes y en ellos, de modo que están “confirmados” en ella como una verdad “actual”. Su importancia hace que las frecuentes amonestaciones nunca sean superfluas: véase la apología similar de Pablo, Romanos 15:14.
13. Porque—Griego, “Pero;” aunque “sabéis” la verdad (v. 12). este tabernáculo—pronto a deshacerse (2 Corintios 5:1): debo pues aprovechar cuanto más posible el tiempo que me queda en bien de la Iglesia de Cristo. El celo de Satanás en su contra, tanto más intenso cuanto que su tiempo es corto, debería estimular a los cristianos por la misma razón. con …—recordándoos (2 Corintios 3:1).
14. brevemente …—Griego, “la desnudación de mi tabernáculo es rápida”: lo que expresa la pronta aproximación de la muerte, también repentina (como lo es la muerte violenta). Las palabras de Cristo, Juan 21:18, “Cuando fueres más viejo”, eran la base de su conocimiento, ya que era viejo, que su martirio predicho estaba cercano. Compárese con Pablo, 2 Timoteo 4:6. Aunque iba a ser muerte violenta, la llama “partida” (vocablo griego por “defunción”, v. 15), véase Hechos 7:60.
15. procuraré—“Seré diligente”: el mismo verbo del v. 10. Este es el campo donde mi diligencia tiene amplitud. Pedro así cumple la orden de Cristo, “Apacienta mis ovejas”. fallecimiento—La misma palabra (éxodo) se usa en la transfiguración: Moisés y Elías conversan con el Señor soble su éxodo (no hallada en otra parte del Nuevo Testamento, sino en Hebreos 11:22, “la partida de Israel” desde Egipto, a la que corresponde la liberación de los santos de la presente esclavitud de corrupción). “Tabernáculo” es otro término usado aquí y también allí (Lucas 9:31, Lucas 9:33): coincidencia impensada que confirma la redacción petrina de esta Epístola. que … podáis—con la ayuda de esta carta escrita, y acaso también del Evangelio de Marcos, dictado por Pedro. siempre—Griego, “en cada ocasión”: cuantas veces la ocasión requiera. tener memoria—No meramente “acordarse”, como a veces lo hacemos, de las cosas sin importancia; sino “tenerlas en (ardiente) memoria”, como verdades de suma importancia y preciosas.
16. Porque—La razón de su ardiente deseo de que tengan presentes estas cosos después de la muerte de él. siguiendo—en detalle. fábulas—como las mitologías paganas, y las subsecuentes “fábulas y genealogías” gnósticas, cuyos gérmenes ya existían en la junta del judaísmo con la filosofía oriental en el Asia Menor. Una protesta preventiva del Espíritu en contra de la teoría racionalista de que la historia evangélica sea un mito. por arte compuestas—Griego, “inventadas por la sabiduría” (de hombres), como distinguidas de lo que enseña el Espíritu Santo (1 Corintios 3:13). Pero también véase el 2:3, “palabras fingidas”. no os hemos dado a conocer—no que Pedro mismo haya enseñado personalmente a las iglesias de Ponto, Galacia, etc., sino que él era uno de los apóstoles, cuyo testimonio les fue llevado a ellos y a la Iglesia en general, a quien se dirige esta Epístola (v. 1, que incluía, pero no se restringía como 1 Pedro, a dichas iglesias). potencia—lo contrario de “fábulas”; véase el contraste de “palabra” y “potencia”, 1 Corintios 4:20. Una muestra de su potencia fue dada en la transfiguración; también de su segunda “venida”, y de su gloria acompañante. El griego por “venida” se usa siempre de su segundo advenimiento. Una refutación de los escarnecedores (Daniel 3:4): Yo, Jacobo y Juan, vimos con nuestros propios ojos una muestra misteriosa de su gloria venidera. habiendo … visto—Griego, “hechos testigos oculares de la majestad de aquel”. Como espectadores iniciados en misterios (como en el griego) fuimos admitidos a los secretos más íntimos de él, a saber, en la transfiguración de él (enfático).
17. recibido … honra—en la voz que le habló. y gloria—en la luz que lo rodeó. enviada—la misma frase ocurre sólo en 1 Pedro 1:13 : uno de los varios ejemplos que demuestran que no está bien fundado el argumento en contra de la autenticidad Deuteronomio 2 Pedro, de la supuesta desemejanza de estilo en comparación Colosenses 1 Pedro. una tal voz—que procede a describir. de la magnífica gloria—más bien como el griego: “por (es decir, pronunciada por) la magnífica gloria” (eso es, por Dios: así llaman a menudo los hebreos la gloriosa presencia manifiesta de Dios, “la gloria”; véase, “su excelencia”, Deuteronomio 33:26; Salmo 21:5). en el cual—Griego, “para con el cual”; “en respecto a quien” (eis con el acusativo); pero en Mateo 17:5, “en el cual” (locativo) se reconcentra y reposa mi agrado. Pedro también omite: “a él oíd”, como que no viene a su propósito, y demuestra así su independencia en el testimonio inspirado. me he agradado—Griego, me agrade”, aoristo griego, “Mi beneplácito reposσ desde la eternidad”.
18. nosotros—en posición enfática: nosotros, Jacobo, y Juan, y asimismo yo también. el monte santo—así llegó a ser llamado el monte de la transfiguración, por cuanto en él fue manifestada la divina gloria de Cristo.
19. Tenemos—todos los creyentes. también—por esta muestra de la gloria de Cristo en su humillación (Juan 1:14), y arras de su futura gloria en su exaltación. la palabra más permanente—“más fundamentada”, confirmada. Antes conocíamos la certeza de ella por la fe; pero ahora por aquel ejemplo visible de su futuro cumplimiento pleno, la seguridad se hace doblemente segura. La profecía nos asegura que los padecimientos de Cristo, ya pasados, han de ser seguidos por la gloria de Cristo, aun futura: la transfiguración nos da una garantía para hacer aun más fuerte nuestra fe en que “el día” de su gloria “amanecerá” antes de mucho. No quiere decir que la “voz profética”, o la Escritura, sea más segura que la voz de Dios oída en la transfiguración: pues tal cosa claramente no es verdad. El cumplimiento de la profecía hasta ahora en la historia de Cristo nos hace sentirnos más seguros de lo que aun ha de cumplirse, a saber, su gloria consumada. La palabra era la “lámpara (Griego, luz) obedecida” por los creyentes del Antiguo Testamento, hasta que el crepúsculo de la nueva alba apareció en la venida de Cristo, y especialmente en su transfiguración. Así la palabra nos es lámpara aún, y hasta que “el día” fulgure en su plenitud con la segunda venida del “Sol de justicia”. El día, cuando amanece, os asegura que visteis correctamente, si bien indistintamente, los objetos revelados por la lámpara. a la cual—palabra de profecía, primordialmente del Antiguo Testamento en tiempo de Pedro; pero ahora también en nuestro día. el Nuevo Testamento que, si bien más brillante que el Antiguo Testamento (1 Juan 2:8, Joel 2:8), aun no es sino una lámpara en comparación con el fulgor de aquel día eterno (véase 3:2). Las enseñanzas orales y las tradiciones deben ser examinadas a la luz de la palabra escrita (Hechos 17:11). lugar oscuro—El griego denota un lugar escuálido, sin agua ni luz: tal es la condición del mundo exterior, y del pequeño mundo interior (microcosmo), el corazón en su condición natural. Compárese “lugares secos” de Lucas 11:24 (es decir, sin el riego del Espíritu), donde atraviesa un espíritu inmundo. esclarezca—que irrumpa por la oscuridad. el lucero de la mañana—(Apocalipsis 22:16.) El Señor Jesús. en vuestros corazones—El amanecer de Cristo en el corazón mediante el Espíritu, da plena seguridad, y espiritualmente crea el día pleno en el corazón, por medio de la atención con oración a la palabra. Se asocia esta idea con la venida del día del Señor, siendo como es una garantía de ella. En efecto, ni nuestros corazones realizarán plenamente a Cristo en toda su inefable gloria y presencia, hasta que él venga (Malaquías 4:2). Isaías 66:14, “Veréis, y alegraráse vuestro corazón. Porque he aquí viene el Señor”. Sin embargo, es mejor la puntuación de Tregelles, “a la cual hacéis bien en estar atentos (como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga) en vuestros corazones”. Porque el día ya esclareció en el corazón de los creyentes: el que ellos esperan es su visible manifestación en la venida de Cristo.
20. “Atentos (v. 19) … por cuanto entendéis (sabéis) esto” (1 Pedro 1:18). primero—la principal consideración en el estudio de la palabra de profecía. Proponiéndolo como un principio primario que nunca debe perderse de vista. es—no el simple verbo “ser”. Ninguna profecía resulta ser de “interpretación (solución) privada” (no inspirada de escritor individual). ni de su procedencia. El sustantivo griego epilusis no significa en sí procedencia; sino que aquello que el escritor divino no podía siempre interpretar pienamente, aunque él era el portavoz o escritor (como da a entender 1 Pedro 1:10). no es, claramente, de su propio descubrimiento, procedencia e inspiración, sino de Dios. como Pedro sigue explicando, “sino los santos … hablaron (y luego escribieron) … movidos por el Espíritu Santo”: razón por la cual debéis estar atentos a ella. El paralelo del v. 16 demuestra que “interpretación privada” contrastada con “movidos (o inspirados) por el Espíritu Santo”, aquí corresponde a “fábulas inventadas de (humana) sabiduría”, contrastada con “fuimos testigos oculares de su majestad …” atestiguada por la “voz de Dios”. Las palabras de los escritores proféticos, y demás escritores bíblicos. no eran meras palabras de individuos, para ser interpretadas, por tanto. por ellos, sino del “Espíritu Santo”, que los inspiró. “Privada” se explica con “por voz humana” (v. 21, a saber el escritor individual). En un sentido secundario este texto enseña también que como la palabra es del Espíritu Santo. no puede ser interpretada por los lectores (como tampoco por sus escritores) mediante sus meros poderes humanos privados, sino por la enseñanza del Espíritu Santo mismo (Juan 16:14). “El que es el autor de la Escritura es también su intérprete por excelencia.” [Gerhard.] Alford traduce: “No surge de la interpretación humana”. eso es, no una pronosticación hecha por un hombre que supiese el significado cuando la pronunció, sino …” (Juan 11:49). Con razón: sólo que el verbo más bien significa llegar a ser, o resultar ser, acontecer. Como no es de interpretación privada. debéis “estar atentos” a ella, procurando la iluminación del Espíritu “en vuestros corazones” (Véase Notas, v. 19).
21. no … traída por voluntad humana—solamente. Jeremias 23:26. “Profetizan el engaño de su corazón”. Véase el 3:5, “ignoran voluntariamente”. santos—Un manuscrito antiguo tiene, “hombres (venidos) de Dios”: enviados de parte de Dios. “Santo”, si se incluye, significará que tenían al Espíritu Santo. inspirados—Griego, “movidos” (adelante) como por un viento fuerte: Hechos 2:2. “viento que corría”, el mismo verbo griego: arrebatados fuera de sí; pero no en arrebato fanático (1 Corintios 14:32). El hebreo nabi, “profeta”, significa anunciador o intérprete de Dios: como portavoz de Dios, que interpretaba no su propia “privada” voluntad o pensamiento, sino los de Dios. “Varón de Espíritu” (Oseas 9:7, marginal). “Tú testificaste por tu espíritu en tus profetas”. “Vidente”, por otra parte, se refiere al modo de recibir comunicaciones de Dios, más bien que al anuncio de ellas a otros. “Hablaron” significa que, tanto en su original pronunciamiento oral como todavía en la escritura, siempre ha sido, y es, la viva voz de Dios que nos habla por sus siervos inspirados. El griego “movidos”, o llevados, forma hermosa antítesis con “fue traída”. Eran instrumentos pasivos, antes que activos. Los profetas del Antiguo Testamento primordialmente, pero se incluyen todos los escritores inspirados, sean del Antiguo o del Nuevo Testamento (Oseas 3:2).